La pugna interna en la ultraderecha entre Vox y Revuelta desvela una estafa por las donaciones de la DANA

El cisma entre la formación ultraderechista y su grupo de acción juvenil se consuma con denuncias ante la Fiscalía por presunta gestión fraudulenta de los fondos solidarios. Acusaciones de opacidad, lucro personal con recursos de la catástrofe y un rastro de antisemitismo explícito revelan las cloacas de la "vanguardia patriótica".

Movilización ultraderechista en Ferraz convocada por la Asociación Juvenil Revuelta | X
Movilización ultraderechista en Ferraz convocada por la Asociación Juvenil Revuelta | X

El panorama político nacional asiste a la violenta implosión de su extrema derecha. La ruptura entre el partido Vox y la asociación Revuelta, su principal correa de transmisión juvenil y agitadora en la calle, no ha sido una simple discrepancia política. Se ha convertido en un escándalo financiero con ramificaciones judiciales, centrado en el presunto desvío de los fondos solidarios donados tras la catástrofe de la DANA.

La crisis, que se ha saldado con la dimisión de altos cargos orgánicos de Revuelta con profundos vínculos en Vox, no es una lucha por la pureza ideológica, sino una guerra abierta por el control del capital recaudado y de la estructura de poder. Los «patriotas» del activismo callejero se enfrentan ahora por el reparto del botín.

La Acusación: Fondos de la DANA y el «Caso Picaporte»

El quiebre se hizo público el pasado 5 de diciembre, cuando varios veteranos en la órbita de Vox y Revuelta anunciaron acciones legales, destapando lo que califican de «gestión deshonesta» y «opacidad absoluta» por parte de la cúpula de la asociación.

Javier Esteban (destacado militante de Vox desde sus comienzos) y Arturo Villarroya González (asesor en el Parlamento Europeo para el partido) lideraron la denuncia ante la Fiscalía. Sus comunicados apuntan directamente al presidente de Revuelta, Jaime Hernández Zúñiga, y a sus colaboradores Santiago Aneiros y Pablo González Gasca.

«Desde entonces, su presidente, Jaime Hernández, junto a sus colaboradores… han acaparado todo el poder de decisión, con absoluta opacidad… jamás hemos visto ni firmado documentos, cuentas, contratos, facturas, declaraciones fiscales o movimientos bancarios,» detallaron en su escrito.

Las sospechas no son menores: se exige conocer el destino de los fondos de la DANA y se apunta al posible lucro personal. La denuncia es explícita al señalar posibles pagos directos a Jaime Hernández o a su empresa PICAPORTE, así como el supuesto uso ilícito de una furgoneta, adquirida con fondos solidarios, que habría terminado prestando servicio a la mercantil privada de Hernández. También se exige aclarar un supuesto pago de $5.000 €$ por vídeos para redes sin documentación que lo respalde.

La tragedia de la DANA se habría convertido, de confirmarse estos hechos, en la coartada perfecta para capitalizar la miseria.

Dimisiones y la Supuesta Lucha por la Transparencia

La primera voz en romper filas fue la de Elsa Almeda M., exportavoz de Revuelta y exrepresentante de Vox Jóvenes en Barcelona. Aunque se apartó en marzo de 2025, su comunicado sentenció la crisis aludiendo directamente a la falta de justificación económica.

«Lo digo con claridad: cuando la transparencia falla, actuar en consecuencia no es una opción; es una obligación moral. Las dudas razonables sobre la gestión interna, incluida la información relativa al uso de recursos y donaciones, no pueden ser ignoradas ni minimizadas.»

El conflicto, para los dimisionarios, se centra en que una «minoría muy reducida» o «incluso una sola persona» habría concentrado el control, orientando Revuelta hacia intereses personales, volviéndose incompatible con la militancia en Vox. La denuncia de Esteban y Villarroya es aún más incisiva, «Ahora mismo desconocemos para quién trabajan y a qué intereses sirven. Todo ello hace imposible seguir callados respecto a REVUELTA, al convertirse en incompatible con mi militancia y compromiso con VOX.»

La Defensa y el Resurgir del Fascismo Explícito

La cúpula de Revuelta, ligada al lobby ultracatólico de CitizenGo y Hazte Oír (Jaime Hernández trabajó para HazteOir entre 2010 y 2013), ha optado por el contraataque, acusando a la dirección de Vox de intentar una «cruzada de difamación» y un «intento de injerencia» para apropiarse de la organización.

Raúl Muñiz Rodríguez, portavoz de Revuelta, fue el encargado de salir en defensa de su dirección. Su respuesta, sin embargo, desveló la verdadera ideología de la facción radical al recurrir a insultos abiertamente antisemitas contra los disidentes.

«Que vais de patriotas y cristianos y lo que sois sois unos vendepatrias y unos JUDÍOS, capaces de meter mierda sobre lo que eran VUESTROS AMIGOS solo por intentar arrebatar la asociación.»

Esta retórica fue secundada por otro portavoz, Miguel Pastor, quien calificó la campaña de Vox como «la mayor judeada que he visto».

La crisis, desatada por el dinero, ha hecho emerger la base ideológica más reaccionaria y radical de la asociación, vinculada a perfiles con historial neonazi como el de Pau Ruiz González («Spainball»), expuesto en el pasado por la prensa por alabanzas a Hitler.

Revuelta, en su comunicado oficial, se negó a publicar dato alguno que desmienta las acusaciones, limitándose a apelar a la «independencia» y a asegurar que: «Nuestra responsabilidad es con España y con nuestros voluntarios y donantes… no con negociados internos de ningún partido o estructura partidista.»

La Lógica Depredadora de la Ultraderecha

La fractura es, en el análisis político, la prueba fehaciente de que la extrema derecha no puede sostener la ficción de la «solidaridad patriótica» cuando hay capital en juego.

El establishment de Vox (la pequeña burguesía política con acceso a instituciones) requiere orden y pulcritud fiscal para proteger su base de financiación. Revuelta (compuesta por elementos más cercanos al lumpen ideológico) buscó maximizar el beneficio personal de la movilización. El choque era inevitable: el partido busca controlar las herramientas de agitación que él mismo creó, pero encuentra resistencia en unos agitadores que han disfrutado de la autonomía para convertir las donaciones en un posible negocio particular.

El escándalo de la DANA demuestra que para esta facción reaccionaria, la tragedia del pueblo trabajador es solo una oportunidad de negocio, mientras el verdadero patriotismo de clase queda subsumido bajo la lógica depredadora de la acumulación sin escrúpulos.