En la primera semana de actos taurinos de Benifairó de la Valldigna, concretamente en la sesión del sábado 26 de julio, una vaquilla murió seguramente a consecuencia de un infarto, según estiman los propios organizadores que vieron desplomarse al animal sobre la arena, de donde ya no se pudo recuperar.
Exactamente, una semana después, durante la suelta de vaquillas, otra empezó a tambalearse por el ruedo, con evidentes signos de haber padecido alguna indisposición. «Parece que va borracha», ¡mira cómo respira rápidamente!», fueron algunas de las expresiones que se escucharon de entre el público, que no daba crédito a lo que estaba viendo, más aún al recordar el suceso de la semana anterior.
«Torturar seres vivos por la diversión de unos pocos demuestra que las administraciones no están a la altura del respeto que los animales merecen como seres sintientes con sus propios intereses de nada tienen que ver con las diferentes y perversas ideas humanas», ha denunciado Diego Nevado, responsable de la plataforma antitaurina de la Comunidad Valenciana.
La propia empresa de Sueca, organizadora de los actos taurinos, ha reconocido la escasa asistencia a los mismos.
PIDEN LA ABOLICIÓN
La plataforma antitaurina de la Comunidad Valenciana ha reclamado el fin de estos actos que todos los años acaban con la muerte de animales y personas, señalando el maltrato animal que tiene lugar durante los mismos, el coste directo e indirecto de recursos públicos, la vulneración de derechos de la infancia que señaló hasta el comité de derechos del niño de la ONU, las molestias al vecindario o lo que consideran «la masculinidad más tóxica y retrógrada».
En este sentido, la plataforma ha citado el ensayo Las semillas de la violencia del psiquiatra sevillano Luis Rojas Marcos:
“Buscan compulsivamente sensaciones intensas, lo que no es fácil porque tienen un umbral muy alto de estimulación. Estos individuos en su mayoría hombres entre 15 y 40 años de edad, solo pueden experimentar el protagonismo o la sensación de poder narcisista en el contexto de la explotación y el sufrimiento de la víctima, la humillación, el dominio, la tortura carecen de la capacidad de sentir compasión, culpa o remordimiento”.
Benifairó de la Valldigna es de los pocos pueblos de la Safor que sigue celebrando actos taurinos que organiza una empresa de Sueca, pueblo en el cual la ciudadanía en su gran mayoría dejó claro su rechazo a estas celebraciones que fueron allí suprimidas.
Por otro lado, la bióloga Valenciana Rosa Más afirma que «los toros son animales herbívoros que no suelen desplazarse grandes distancias debido a su corpulencia; gustan de tumbarse sobre la hierba, a la sombra de los árboles. El hecho de sacarles de este pacífico entorno para meterlos en camiones, actividad que se realiza a base de palos, porque los animales no quieren salir de su hábitat y ser situados en un ambiente hostil, lleno de gente vociferante, les causa una profunda angustia».
«Además, sus músculos poseen fibras musculares cortas, no adecuadas para correr; obligarlos, les genera cansancio y fatiga respiratoria», ha añadido. «Los festejos taurinos son el epítome del afán de dominación del humano sobre la naturaleza, del hombre sobre la bestia, de una cultura patriarcal y violenta que es todo lo contrario a una sociedad justa», zanja la bióloga.
Por lo tanto, la plataforma reclama a las administraciones que dejen de amparar actos más propios de «la edad de piedra» que de una sociedad evolucionada.