Escrito por Martín Stutz.
Murcia. 08 de junio.- Los ecos de poemas y sonetos de la Alcayna granadina resonaron con emoción alrededor del mundo este 6 de junio. Miles de personas honraron la memoria del poeta sempiterno, único, inmortal: Federico García Lorca.
La finalidad del evento era la de homenajear al gran poeta, a través de las lecturas de sus poemas y sonetos. Verso y prosa resonaron entonces en las voces ciudadanas: «la poesía quiere amantes, no adeptos», diría Lorca. Y en ese ambiente de respeto y cultura, de emoción y nostalgia, se leyeron poemas que erizaban el alma. Desde sus primeras Suites que embriagaron de juventud y vida, con sabor a Falla y a la tertulia de El Rinconcito.
Seguimos viajando con Lorca en esas voces anónimas, cálidas y firmes. Fue entonces cuando la gran poetisa murciana, Magdalena Sánchez Blesa, nos deleitó con poemas del autor y algunos propios. Fue en ese ínterin cuando la sala se volcó completamente, extasiados en un conexión con la letra y la palabra: «¡Libros, libros! He aquí una palabra mágica que equivale a decir «amor, amor», y que debían pedir los pueblos como piden el pan», diría con su extrema sensatez Federico.
La emoción se desbordó entonces en cantos republicanos de la Guerra Civil Española, en homenaje al poeta, asesinado atrozmente por las fuerzas reaccionarias del bando nacional. Hoy conocemos con certeza que fue ejecutado, tras décadas de silencio cómplice por parte de las autoridades, especialmente del Partido Popular, descendiente directo de Alianza Popular, partido que fundó el ominoso ministro franquista Manuel Fraga. En en el año 2015 se hizo público, al fin, el informe policial fechado en 1965, el cual afirma que los motivos fueron, sin lugar a dudas, un homicidio con carácter político.

Los motivos que argumentaron los cargos franquistas en el informe para dar muerte al gran poeta, fueron la acusación de socialista, masón y por sus «prácticas de homosexualismo y aberración». Estas despreciables consideraciones que diezmaron la vida de miles de ciudadanos, fueron propias y habituales del régimen dictatorial, amparado por lo valores ultraconservadores bajo el manto de la Iglesia católica.
Hoy te recordamos, gran poeta, y sigues vivo en el corazón de millones de personas. Te has convertido en un clásico inmortal, cual Homero, al que tanto admirabas. Seguimos tu ejemplo en esta lucha contra la ignorancia que ejercen los que a pesar de vencer, nunca convencen. Porque «el más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza perdida», como tú dijiste, poeta.