En una era donde las pantallas pequeñas dominan nuestra atención, los cines sobreviven como templos de luz y sombras, guardianes de historias que merecen ser vividas en grande. El Cine Rex de Murcia ha sido más que un simple recinto de proyecciones; ha sido un refugio para soñadores, un santuario para el séptimo arte y un punto de encuentro para generaciones.
Ante los rumores de su cierre, la incertidumbre se apoderó de quienes entienden el valor de estos espacios. Pero la verdad es otra: el Cine Rex sigue en pie. Resiste. Y con él, la esperanza de que la magia del cine no se apague bajo la indiferencia del tiempo.
Este no es solo un triunfo para una sala, sino para todos aquellos que creen que la cultura no se vende al mejor postor, que las butacas rojas aún guardan secretos y que el proyector, con su parpadeo inconfundible, aún tiene muchas historias por contar.
Que no nos roben los cines, porque en cada película compartida en la oscuridad, aún somos capaces de soñar juntos.
Este martes 22 de abril, mientras las calles de Murcia se llenan del folclore institucional del Bando de la Huerta, las organizaciones revolucionarias y...