El Orgullo Crítico toma Murcia para denunciar el genocidio, el racismo institucional y la represión del sistema carcelario

La manifestación, encabezada por el lema “Si atacas nuestra existencia, espera resistencia”, recorrió el centro de la ciudad y reivindicó una disidencia LGTBIQA+ anticolonial, transfeminista y antipunitivista

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La ciudad de Murcia acogió este 28 de junio una nueva edición del Orgullo Crítico, una movilización que, “lejos de la versión comercial y despolitizada del Orgullo institucional” como reclamaron desde la organización, reivindicó las raíces insumisas, callejeras y profundamente políticas del movimiento LGTBIQA+. Convocada por colectivo “Orgullo Crítico de Murcia”, la marcha partió desde la Plaza de la Universidad y concluyó en la Plaza de los Derechos LGTBIQA+, junto al Puente de Hierro, en un acto que reunió a multitud de personas con pancartas, carteles y mensajes que reclamaban justicia global y reparación para las disidencias.

Este año no hay Orgullo mientras haya genocidio”, arrancó el manifiesto leído por varias activistas al finalizar la marcha. “El proyecto colonial de Israel sigue imparable, bajo la mirada cómplice de Occidente. Asistimos con horror a una masacre sin precedentes, al genocidio de todo un pueblo”.

Desde el principio, el Orgullo Crítico murciano tomó posición firme y explícita frente a lo que consideran uno de los crímenes más flagrantes de nuestro tiempo: el exterminio del pueblo palestino, perpetrado por el Estado de Israel, que fue denunciado como “un proyecto colonial sostenido por décadas de ocupación y crímenes de guerra”. El manifiesto también condenó el uso del pinkwashing y la instrumentalización de las luchas LGTBI para blanquear las políticas genocidas del sionismo, y alertó contra el auge de la islamofobia en los discursos mediáticos y políticos europeos.

“A eso lo llaman pinkwashing e islamofobia”, denunciaron, reivindicando el clásico grito de solidaridad: “Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá”.

“Descolonizar la mirada, repensar la blanquitud”

El manifiesto extendió la mirada hacia otros conflictos invisibilizados en la agenda global, como los que asolan Sudán, Yemen, Haití o la República Democrática del Congo, y planteó una reflexión crítica sobre el sesgo blanco y eurocéntrico de los medios de masas occidentales. “¿Por qué no reciben la misma cobertura mediática que Palestina?”, interpelaron, llamando a salir del “bucle del pensamiento blanco” y a construir pensamiento crítico desde el Sur Global.

Entre los referentes propuestos: Chaimaa Boukharsa, Mikaelah Drullard, Safía El-Aalam, y colectivos como Afroféminas o Afrocolectiva. La consigna fue clara: decolonizar nuestras mentes, nuestros movimientos y nuestras prácticas.

Contra el racismo institucional y las “políticas de muerte”

El Orgullo Crítico también denunció con fuerza las consecuencias del racismo institucional dentro del Estado español. Se recordó el asesinato de Abderrahim a manos de la policía en Torrejón de Ardoz, el de Abdoulie Bah en Las Palmas de Gran Canaria, y el de Mahmoud Bakhum, joven senegalés que murió ahogado en el Guadalquivir cuando huía de una redada policial.

En el mismo Mediterráneo donde nos bañamos este verano, siguen muriendo personas, proyectos migratorios truncados por nuestras políticas fronterizas”, denunciaron con dureza. “Ningún ser humano es ilegal”, repitieron entre aplausos.

Orgullo transfeminista y sin exclusiones

Una de las reivindicaciones centrales del manifiesto fue la defensa de un Orgullo transfeminista y radicalmente interseccional. Se afirmó con claridad que el trabajo sexual es trabajo, y se denunció la violencia estructural que viven las trabajadoras sexuales, a quienes se reconoció como sujeto político y heredero directo de las luchas de Stonewall.

No hay Orgullo sin putas. No hay Orgullo sin las travestis, sin las racializadas, sin les loques y las discas”, proclamaron.

Frente a las políticas represivas y punitivistas, se rechazó la instrumentalización de los feminicidios y transfeminicidios para endurecer los códigos penales, alimentando una idea falsa de protección basada en la represión.

No hay Orgullo en defender cárceles que reproducen racismo, clasismo y colonialismo. No estamos todas: faltan las presas”, corearon al unísono.

Por una resistencia desde los cuidados

El manifiesto culminó con una crítica al autoritarismo punitivo que también se cuela dentro de los propios movimientos sociales, llamando a combatir la cultura del castigo que sabotea los espacios colectivos desde dentro. Frente a ello, se reivindicó una resistencia desde la ternura, el error, el aprendizaje y los cuidados, apostando por la construcción de redes interseccionales que no dejen a nadie fuera.

Este es el Orgullo. Y necesitamos que sea crítico. De norte a sur, de este a oeste, la lucha sigue, cueste lo que cueste”.

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