La música española está de luto. Jorge Martínez, conocido como Jorge Ilegal y líder histórico de Ilegales, falleció hoy a los 70 años tras varios meses luchando contra un cáncer de páncreas, según confirmó la banda en un comunicado oficial. Durante las últimas semanas, el músico permaneció hospitalizado y sus amigos más cercanos se turnaron para acompañarlo. Roberto Nicieza, exbatería de Australian Blonde, fue quien estuvo con él en su última noche, recordando que incluso en sus momentos finales Jorge seguía pensando en música y proyectos pendientes.
Con su fallecimiento se va una de las figuras más importantes del pop-rock español. Martínez, alto, fornido, bocazas y provocador, construyó una carrera basada en la independencia artística y en una actitud irreverente que lo convirtió en un referente para varias generaciones. Su estilo combinaba la crudeza del punk con melodías precisas y un gusto por la canción que lo alejaba de la simple algarabía sonora de la época. Canciones como Tiempos nuevos, tiempos salvajes, Soy un macarra, ¡Hola, mamoncete! o Agotados de esperar el fin se han convertido en clásicos indispensables del rock español de los ochenta.
En septiembre de 2025, Martínez anunció la suspensión de su gira para someterse a tratamiento contra el cáncer. Ilegales acababa de presentar su último disco, Joven y arrogante, y la banda esperaba retomar la gira tras una mejora de su líder. Sin embargo, la enfermedad avanzó más rápido de lo esperado. Hasta sus últimos días, Jorge pensaba en la música: según sus amigos, incluso llegó a soñar con un concierto suyo que había salido mal, reflejando su perfeccionismo y pasión por su arte.
Biografía y primeros años
Jorge Martínez nació en 1955 en Avilés, Asturias, en una familia de estirpe noble “venida a menos”. Su padre trabajaba como secretario de Justicia Municipal y la radio se convirtió en su primer gran refugio musical. Entre Elvis Presley, Los Teen Tops, Lone Star y, sobre todo, Los Bravos, Jorge descubrió a los 12 años que quería dedicarse a la música. Esa revelación se produjo con Black is Black, canción que lo impactó profundamente y que marcaría el inicio de su vocación musical.
Desde joven chocó con la autoridad familiar y social. Durante la dictadura franquista se sacó el carnet de músico —obligatorio para actuar— y comenzó a tocar en orquestas locales. A los 20 años abandonó la casa familiar y fundó Madson, banda inicial en la que ya despuntaba su estilo provocador. Más tarde formó Los Metálicos, que poco después se transformaron en Ilegales, nombre que reflejaba su actitud irreverente (su propuesta inicial fue Los Hijos de la Gran Puta). En esta época, Jorge recorría Gijón con un palo de hockey, involucrándose en frecuentes peleas callejeras, reflejo de su carácter salvaje e impetuoso.
El ascenso de Ilegales
Con el apoyo de Víctor Manuel, que vio el potencial del grupo, Ilegales publicó su primer disco en 1982 bajo la CBS, vendiendo 200.000 copias. El álbum combinaba rock contundente, nueva ola y melodía, y su estilo fue definido por los propios integrantes como “música peligrosa”. Las actuaciones en vivo eran legendarias: confrontaciones con el público, tangas improvisadas, intensidad desbordante y un Jorge Martínez que no conocía límites sobre el escenario.
El segundo disco, Agotados de esperar el fin (1984), consolidó la fama del trío con temas como Soy un macarra, canción que se convirtió en el mayor éxito de su carrera. En estos primeros años, los excesos fueron habituales: consumo de drogas, fiestas y cambios en la formación del grupo, incluyendo la ampliación temporal a quinteto en algunos momentos.
Décadas posteriores y legado
En los noventa, Jorge se convirtió también en personaje televisivo, conocido por sus exabruptos que aumentaban la audiencia, aunque su música seguía siendo relevante. Entre sus álbumes destacan canciones delicadas y sorprendentes como Las rosas trepadoras asesinas, Hoy no hay sonrisas o Luminoso viento nocturno, esta última de 2025. Tras una gira de despedida de Ilegales en 2010, fundó Jorge Ilegal y los Magníficos, explorando ritmos latinos de décadas pasadas, antes de retomar Ilegales en años recientes con álbumes exitosos como Joven y arrogante.
Coleccionista de soldaditos de plomo, amante de la soledad y profundamente reflexivo sobre la vida y la muerte, Martínez vivió según sus propias reglas. Declaraba en entrevistas que la arrogancia y la juventud son inherentes al rock, y que cada concierto debía ser un acto de desafío y autenticidad. Su lema era claro: “Antes morir que perder la vida. El momento es ya”.

Jorge Martínez deja un vacío enorme en la música española. Su legado no se limita a canciones y discos, es una forma de vivir el rock como rebeldía, honestidad y actitud. Ilegales fue mucho más que un grupo; fue un manifiesto de libertad creativa y un recordatorio de que la música puede ser peligrosa, irreverente y profundamente humana.
Descansa en rabia, Jorge. Tu música, tu guitarra y tu rebeldía seguirán resonando mientras haya quienes se atrevan a escuchar y a sentir.
















