Primicia: ¿Qué ocurre en Jesús Abandonado? Niegan la asistencia a una persona agredida y con lesiones

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¿Por qué el Ayuntamiento de Murcia deriva los servicios sociales en una institución cuya burocracia discrimina a los más necesitados? ¿Cómo hemos llegado a esta situación donde una persona sin hogar, herida, con empleo estable y cooperante contra el hambre, es rechazada sin contemplaciones por la insensible burocracia de la Fundación Jesús Abandonado, dependiente de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios y en la que colaboran empresas como La Caixa?

El pasado miércoles primero de enero se producía una grave agresión en el Malecón de Murcia. Una banda de personas atacaba a B., activista por los derechos humanos y colaborador de asociaciones contra el hambre como ABETO. Los hechos sucedieron al filo de las 18.00 horas, cuando el mencionado B., esperaba el coche de los coordinadores de la asociación benéfica para repartir alimentos, mantas y abrigos a personas sin hogar por zonas de la ciudad de Murcia.

En ese instante un individuo increpó al activista, al que se sumaron 5 varones más. Uno de ellos portaba un objeto similar a un bate, que impactó en el rostro de B., causándole importantes lesiones que fueron suturadas por los servicios de emergencia sanitarios, como figura en el parte de lesiones. Asimismo fue víctima de la sustracción de sus pertenencias, tales como su teléfono móvil o su cartera, donde portaba su documentación y el dinero generado por su empleo en labores agrícolas.

Ante la gravedad de lo sucedido y estando presentes numerosos testigos, se llamó a la Policía Nacional, quien se personó en el acto entorno a las 19.00 horas. Tras las pertinentes pesquisas, se detuvieron a tres integrantes de esta banda, mientras que los restantes se dieron a la fuga y están siendo buscados por las autoridades.

Al día siguiente, ayer jueves 2 de enero por la mañana, la coordinadora de la asociación Abeto, Leonor, pudo localizar a B., ante la imposibilidad de hacerlo con anterioridad debido a la sustracción de su teléfono. Tras brindarle la necesaria atención psicológica y emocional, Leonor y otro voluntario de la asociación acompañaron al agredido a la comisaría nacional de El Carmen. La víctima fue derivado a la comisaría de San Andrés, donde fue atendido correctamente, tomándole declaración de lo sucedido, tal y como figura en la correspondiente denuncia policial. Al parecer los tres detenidos están privados de libertad, pasando a disposición judicial.

En el ínterin de la gestión, decidieron acudir a la «Tienda Asilo» de Jesús Abandonado, situada en las inmediaciones del comedor social que detenta dicha Fundación. Recibidos por un policía local, el conserje y una trabajadora social, la coordinadora de Abeto, Leonor, informó de lo sucedido. Tal y como nos afirma a La Protesta:

«Les comenté que él había sufrido una agresión y necesitaba refugio porque estaba en peligro su vida, porque podrían atacarle. Tiene que testificar y acusarlos, y no estamos seguros de que le pueda pasar algo. Entonces me ha dicho que eso no funciona así, que allí no lo podían atender. Que todo el mundo tiene que coger número a las 7 de la mañana y atienden a 12 personas, nada más. Y que en el albergue no había espacio, entran 5 y salen 5 diarios».

Ante la incredulidad por la negativa a cooperar para resguardar la seguridad en la vida de esta persona, la única solución que brindaron en la Fundación Jesús Abandonado fue un catálogo de hoteles, algunos de los cuales eran de una categoría lujosa. Una ineficaz e inexplicable burocracia que lleva a las personas más necesitadas al abismo del sinsentido, condenándolas a situaciones donde peligra su vida, aunque como en este caso sean personas documentadas y con actividad laboral diaria.

Por suerte para el cooperante B., existen otras asociaciones que sí se preocupan por la vida del prójimo. Se trata de ABETO, Semillas de Esperanza y tantas otras que preservan la integridad de las personas, a una oscura y fría burocracia. En este caso desde Abeto acompañaron durante toda la jornada al agredido y finalmente pudieron resguardarlo en un refugio bajo techo, donde podrá acudir nuevamente a su trabajo y recuperar, con ayuda de todos nosotros, su sueños por una vida digna en un mundo mejor.

 

 

 

 

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