Religión, poder y humanismo cristiano: el eterno conflicto en el mundo contemporáneo

Un análisis a dos voces examina en 2025 el impacto político, económico y ético de la Iglesia católica, contraponiendo una reflexión humanista sobre la fe y una crítica estructural a su poder institucional. El debate surge en el contexto de las visitas del Papa y de la persistente controversia sobre el papel de la religión en los conflictos y las desigualdades globales.

Por
Redacción LaProtesta.es
-
El Papa León XIV hizo historia en Turquía al conmemorar en Iznik (antigua Nicea) los 1700 años del Primer Concilio de Nicea

El Papa León XIV hizo historia en Turquía al conmemorar en Iznik (antigua Nicea) los 1700 años del Primer Concilio de Nicea con una oración ecuménica junto al patriarca Bartolomé I. En el lugar donde nació el credo cristiano, el Papa recordó que esta profesión de fe sigue siendo fundamento común y vínculo de unidad entre las Iglesias cristianas. (Las mejores fotos del viaje apostólico del Papa León XIV a Turquía y Líbano Las mejores fotos del viaje apostólico del Papa León XIV a Turquía y Líbano: https://www.aciprensa.com/noticias/119843/las-mejores-fotos-del-viaje-apostolico-del-papa-leon-xiv-a-turquia-y-libano)

Dos miradas opuestas — una simbólica y otra laica— analizan el papel del papado y de la Iglesia ante la paz y la desigualdad.

Un análisis a dos voces examina en 2025 el impacto político, económico y ético de la Iglesia católica, contraponiendo una reflexión humanista sobre la fe y una crítica estructural a su poder institucional. El debate surge en el contexto de las visitas del Papa y de la persistente controversia sobre el papel de la religión en los conflictos y las desigualdades globales.

La fe como metáfora del conflicto humano

Análisis humanista y simbólico
Por M. Momen

El papel de las religiones en la provocación de conflictos y divisiones
— Una reflexión inspirada en las visitas papales a Turquía y al Líbano

Desde las primeras civilizaciones, las religiones se han alzado como antorchas en la noche humana. Han buscado iluminar el camino, consolar el alma y unir a los pueblos alrededor de una misma sed de sentido. Sin embargo, los siglos también han revelado otra cara: aquella en la que la espiritualidad, capturada por las ambiciones humanas, se convierte en combustible para guerras, odios y fracturas entre los seres, como muestran de forma reiterada los estudios históricos sobre religión y violencia publicados por el Pew Research Center – Religion & Public Life.

En su origen, los mensajes sagrados eran llamados a la compasión, la hospitalidad y la paz interior. Ningún profeta elevó la violencia a virtud. Ningún texto fundador fue concebido para engendrar odio, tal como subrayan los análisis comparados de tradiciones religiosas recogidos en la Enciclopedia de las Religiones del Mundo – Encyclopaedia Britannica. Pero cuando la religión se mezcla con el poder, cuando el miedo supera a la sabiduría, los símbolos se endurecen y las identidades se tensan. Entonces, lo que debía unir se convierte en frontera.

Este paradoxo se repite una y otra vez en la historia: cruzadas, persecuciones confesionales, fanatismos modernos. No son los dioses quienes exigen víctimas; son los hombres, embriagados de orgullo o de temor, quienes transforman la idea sagrada en un estandarte belicoso, como documentan los estudios clásicos sobre religión y conflicto del Instituto de Estudios para la Paz de Oslo (PRIO).

Sin embargo, en medio de este tumulto, existen gestos que recuerdan la vocación primera de lo espiritual: acercar lo que la política separa. Las visitas del Papa a Turquía y al Líbano fueron ejemplos luminosos de ello, ampliamente recogidos por los archivos oficiales de la Santa Sede – Viajes Apostólicos.

Cuando el Papa viajó a Turquía —tierra bisagra entre Oriente y Occidente, lugar donde se cruzan memorias musulmanas, cristianas y laicas— su presencia se convirtió en un símbolo potente. En Estambul y en Ankara tendió la mano allí donde siglos de incomprensiones habían proyectado sombras. Ese gesto, por sí solo, no podía borrar las heridas, pero transmitía un mensaje silencioso: las religiones aún pueden mirarse sin miedo, dialogar sin condenarse, reconocer en el otro no a un adversario, sino a un compañero de humanidad, tal como destacaron los comunicados del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso.

Su visita al Líbano adquirió un significado aún más profundo. En un país donde las creencias conviven a veces como hermanas y otras como venas al borde de romperse, la presencia pontifical fue un llamado a la coexistencia. Invitaba a recordar que los muros confesionales no son mandatos divinos, sino cicatrices humanas, una idea reiterada en los informes sobre pluralismo religioso del Consejo Mundial de Iglesias. Allí, en esa tierra frágil y hermosa, el Papa lanzó un llamado humilde y necesario: que las religiones vuelvan a ser puentes, no precipicios.

Estos viajes no fueron espectáculos diplomáticos, sino recordatorios poderosos: la fe, cuando se despoja del miedo y del orgullo, puede volver a ser un lugar de encuentro. Aquello que las armas separan, un gesto espiritual puede, a veces, acercarlo, como señalan los análisis sobre diplomacia religiosa del International Crisis Group.

Así, cuestionar el papel de las religiones en los conflictos no es condenarlas. Es invitar a creyentes y no creyentes a reconocer su parte de responsabilidad. Las religiones no son buenas ni malas: son humanas. Reflejan nuestras grandezas y nuestras desviaciones. Se convierten en luz u oscuridad según la mano que las sostenga.

En un mundo fracturado por identidades heridas, urge recuperar el aliento original de los mensajes sagrados: no la dominación, sino la misericordia; no la rivalidad, sino la fraternidad; no el miedo al otro, sino su reconocimiento, una llamada presente también en documentos contemporáneos como la encíclica Fratelli Tutti del Vaticano.

Cuando la humanidad comprenda que las verdades espirituales no son fortalezas, sino caminos que convergen, quizá las religiones vuelvan a ser lo que estaban destinadas a ser: puentes sobre los abismos, fuentes de paz en los desiertos del odio.

Porque, en el fondo, la paz no es un milagro divino: es una elección humana. Una promesa frágil que cada generación debe aprender de nuevo a sostener.

Fuentes Citadas

Pew Research Center — Religion’s role in public life (2025): Opiniones sobre la religión y su papel en la vida pública en Estados Unidos.
https://www.pewresearch.org/religion/2025/02/26/religious-landscape-study-religions-role-in-public-life/ Pew Research Center

Pew Research Center — Religion and Public Life: Página general del Centro de Investigación Pew sobre religión y vida pública.
https://www.pewresearch.org/expertise/religion/ Pew Research Center

Wikipedia — Visit by Pope Leo XIV to Turkey and Lebanon: Resumen del viaje apostólico del Papa Leo XIV a Turquía y Líbano en 2025.
https://en.wikipedia.org/wiki/Visit_by_Pope_Leo_XIV_to_Turkey_and_Lebanon

  • El Papa León XIV hizo historia en Turquía al conmemorar en Iznik (antigua Nicea) los 1700 años del Primer Concilio de Nicea
    El Papa León XIV hizo historia en Turquía al conmemorar en Iznik (antigua Nicea) los 1700 años del Primer Concilio de Nicea

La Iglesia como estructura de poder

Análisis social y laico
Por Juan Celdrán Navarro

EL PAPA EN 2025

Como espectadores que somos de las noticias que aparecen en los medios de comunicación y desde la perspectiva de un ciudadano corriente de un país occidental, la figura del papa siempre me ha parecido superficial, una cara proyectada a la opinión pública con mensajes llenos de buenas intenciones pero sólo palabras, vacías de contenido; al margen de que se nos hayan presentado extrovertidos, cercanos, amables, como se nos presentó al anterior o al resto que hemos conocido por televisión desde que existe, siempre aclamados por grandes multitudes, con discursos promulgando la paz y la concordia entre los pueblos… pero en la práctica son la imagen de una multinacional intentando mantener su poder y sus inmensas riquezas.

Viven en un mundo ajeno a la realidad y a mí se me antoja que podrían hacer mucho más por la humanidad si de verdad se opusieran con todo su poder y dinero al sistema financiero, al capitalismo salvaje que impera en nuestro mundo, donde se generan unas desigualdades económicas entre las personas, no ya de distintos países, también dentro de cada Estado, cada vez más intolerables.

El Papa actual, como todos los anteriores, representa a un Estado que acepta las reglas impuestas por los poderosos. Juegan al mismo juego: ganar dinero, poseer muchos bienes e inmuebles. En España lo sabemos muy bien, aunque con su poder consiguen que no se haga público el listado de todas sus propiedades, la mayoría sin poseer título que la acredite, algo inaudito en un Estado de derecho. En la práctica, la jerarquía española es especialista en conseguir y blanquear dinero negro, actúa como un paraíso fiscal dentro de un Estado europeo, porque no paga ningún impuesto ni declara las cantidades de dinero que recibe diariamente por los inmuebles donde cobra una entrada a los ciudadanos por su visita o los cepillos que pasa en sus parroquias o los donativos, ahora también vía bizum.

¿Cuánto recauda la jerarquía católica sólo en España cada día? ¿Dónde va a parar ese dinero? Y la pregunta clave: ¿no podría la jerarquía vaticana usar ese dinero para paliar la pobreza extrema a la que están abocadas cada vez más personas en todos los países, incluidos los del primer mundo?

Por lo expuesto, se me antoja de un cinismo y un populismo extremos hablar de paz, de entendimiento entre los pueblos, mientras al mismo tiempo fomenta lo contrario. Hacen negocio de todo tipo para conseguir y aumentar su riqueza y, al mismo tiempo, reciben subvenciones públicas multimillonarias, en España más de doce mil millones de euros al año.

Echo en falta sus críticas contra las empresas que fabrican en los países asiáticos donde las condiciones laborales son lamentables, muchos son niños y niñas, y son muy permisibles con los poderosos, con los genocidas como lo fueron Franco o ahora Netanyahu, con los políticos de ideología de extrema derecha, con los que coinciden en el trato a la mujer, sin aceptar el feminismo, donde sólo desempeñan tareas menores, nunca en puestos importantes, y esa que sólo quiere inmigrantes para trabajar en precario y en empleos que no aceptan la mayoría de ciudadanos y ciudadanas.

Los que recortan en la sanidad y la educación públicas para potenciar lo privado, donde en nuestro país al menos, la mayoría de centros concertados —ya sean colegios, geriátricos o universidades— están gestionados por la jerarquía católica, de donde recibe grandes cantidades de dinero público. Me acabo de acordar, como demostración del trato de favor que siempre han mostrado todos los Papas sin excepción con los ricos, cómo se recibía en el Vaticano a Mendoza, aquel señor de Murcia que primero tuvo que irse fuera por una denuncia del decano de medicina de la universidad por estafa y que después volvió para fundar la universidad privada católica, porque es conocido las muchas veces que visitaba al Papa para supuestamente entregar dinero. Otra cuestión es cómo lo conseguía: eso merece un capítulo especial.

Fuentes Recomendadas

Análisis comparativo

Desde una perspectiva radicalmente distinta, Juan Celdrán Navarro aborda la figura del Papa y de la Iglesia católica como institución histórica y económica, inscrita en las lógicas del poder contemporáneo. Su análisis parte de la experiencia del ciudadano común y cuestiona la distancia entre el discurso público de paz y la práctica material de la jerarquía eclesiástica.

Celdrán describe al papado como la imagen visible de una organización transnacional que acumula bienes, influencia política y privilegios fiscales. Señala de forma directa la falta de transparencia patrimonial, el volumen de recursos económicos gestionados y la contradicción entre la prédica moral y la inserción de la Iglesia en el sistema capitalista global. En el caso español, subraya la magnitud de las subvenciones públicas y los beneficios fiscales de los que goza la institución, así como su presencia dominante en sectores como la educación concertada y los servicios asistenciales.

El texto denuncia además la connivencia histórica con el poder político y económico, la tibieza ante las dictaduras y los genocidios, y la ausencia de una crítica frontal a las desigualdades laborales globales. Para el autor, la jerarquía católica actúa como un actor más dentro del sistema que dice cuestionar, lo que convierte su discurso sobre la paz en un ejercicio de cinismo institucional.

Síntesis

Dos textos, dos registros, dos alcances.

Uno interpela a la conciencia desde la metáfora y la ética; el otro exige responsabilidades desde el análisis histórico y la razón laica. No se corrigen ni se funden: dialogan desde planos distintos, dejando al lector ante la complejidad del vínculo entre religión, poder y conflicto en el mundo contemporáneo.

Artículos relacionadosMás del autor