El pasado 9 de diciembre el Ayuntamiento de Murcia inauguró, a bombo y platillo, el nuevo tranvibús que conecta la Redonda con el complejo hospitalario de la Arrixaca. Un acto celebrado por el alcalde José Ballesta y su equipo con rueda de prensa y viaje inaugural incluido. Sin embargo, lo que el Gobierno municipal no contó es que esta “novedad” ha venido acompañada de un importante recorte en el transporte público que afecta directamente a barrios y pedanías de la periferia.
Coincidiendo con la puesta en marcha del tranvibús, se han suprimido seis expediciones de la línea que conecta San José de la Montaña, la periferia y el centro de El Palmar, parte de San Ginés y que recorre íntegramente la huerta de Aljucer. Una línea ya de por sí deficitaria, con escasas frecuencias y un recorrido que ni siquiera penetra en el casco urbano. Antes, con la línea 61, se llegaba hasta San Basilio, donde se ubican una residencia pública de mayores y el Instituto Politécnico.
En términos reales, el recorte supone la eliminación de 14 expediciones diarias en cada sentido. Los sábados, el servicio se reduce aún más: de diez expediciones se pasa a solo ocho, lo que supone un 30 % menos respecto al recorrido original.
Tal y como denuncia Liliana Mellado, coordinadora de IU Murcia, “la línea 26-B pasa por Los Rosales, un barrio que ya ha sido abandonado por muchas otras políticas públicas”. Mellado señala la falta de iluminación, de mantenimiento urbano y de centros educativos en una zona con población joven y especialmente desfavorecida, “una juventud sin salidas laborales ni formativas”. A este abandono estructural se suma ahora un nuevo golpe: el recorte del transporte público, que deja todavía más aisladas a las vecinas y vecinos del entorno de uno de los mayores polos de empleo, investigación y servicios sanitarios de la Región, como es la Arrixaca.
Desde IU-Verdes Murcia alertan además de la grave situación social que arrastran los barrios y alrededores de El Palmar, una pedanía que supera los 24.000 habitantes. La inversión social es prácticamente inexistente y gran parte de la atención recae en asociaciones, colectivos y fundaciones privadas. “La trabajadora de asuntos sociales de la zona está completamente desbordada”, denuncia Mellado, quien añade que “el Ayuntamiento dispone de locales municipales cerrados, en estado deplorable, con humedades y cañerías rotas”.
A esta situación de desprotección se suma ahora el abandono del transporte público, un servicio esencial para las trabajadoras y trabajadores de la Arrixaca y de los centros comerciales del entorno. “Resulta incomprensible que este complejo sanitario no deje de crecer en tamaño, actividad y necesidades, mientras quienes sostienen su funcionamiento carecen de servicios básicos para llegar a su puesto de trabajo”, señalan desde la formación.
IU-Verdes se pregunta si la supresión de paradas y expediciones en barrios obreros responde a una visión clasista del modelo de movilidad del Gobierno municipal, y si Ballesta considera el tranvibús un servicio demasiado ‘especial’ como para que lo utilicen las personas trabajadoras con menos recursos.
Por último, Liliana Mellado contrapone al modelo de Ballesta, basado en la externalización y los parches, una apuesta clara por un transporte público progresista: “100 % público, pensado para toda el área metropolitana y coordinado con los municipios limítrofes, pero sobre todo orientado a las necesidades reales de las familias trabajadoras. Un sistema que conecte los barrios con los centros de trabajo, educativos, sanitarios y de ocio; una red multimodal bien integrada, racional, sostenible, de calidad y eficiente, y con una plantilla de trabajadoras y trabajadores con condiciones laborales dignas”.















