Mercenario colombiano denuncia secuestro y agresión por el Ejército ucraniano tras cumplir contrato

Un joven colombiano relata cómo fue retenido, golpeado y amenazado al intentar regresar a su país, en una muestra más de la violencia y opresión en zonas de guerra.

El mercenario colombiano en su video difundido en redes sociales | Camilo Melo - Fb
El mercenario colombiano en su video difundido en redes sociales | Camilo Melo - Fb

Un joven mercenario colombiano, identificado como Camilo Melo, denunció públicamente a través de sus cuentas personales de redes sociales, que ha sido retenido por el Ejército de Ucrania tras cumplir con su contrato militar. En un video divulgado recientemente, Melo asegura que, a pesar de haber terminado sus obligaciones, las autoridades ucranianas no le permiten regresar a Colombia y teme por su vida.

“Hace cuatro días se finalizó mi contrato, me dieron la baja y ya es momento de yo estar en mi país, pero no me quieren sacar de acá. No sé qué quieren hacer conmigo”, declaró Melo, visiblemente preocupado por su integridad.

El joven relató que él y otro compatriota fueron agredidos físicamente por personal militar ucraniano, “Empezaron a golpearme, a tirarme al piso y a pegarme patadas en la cara”, aseguró. Melo insistió en que cumplió con todas las exigencias de su contrato y que ahora se encuentra atrapado en un entorno hostil, donde cada intento de salida se encuentra con amenazas y violencia.

Este caso refleja no solo los riesgos personales de quienes participan en conflictos como soldados contratados, sino también cómo la militarización y las estructuras de poder en contextos de guerra pueden derivar en abusos y violaciones de derechos humanos. Melo pide urgentemente poder regresar a Colombia y denuncia la falta de garantías básicas que ponen en riesgo su vida.

En medio de la escalada bélica en Ucrania, la experiencia de Melo revela cómo el Estado ucraniano actúa como aparato de opresión al servicio de intereses capitalistas, sometiendo a combatientes extranjeros. La guerra no solo destruye vidas en el frente, sino que refuerza la explotación y la subordinación de los pueblos bajo la lógica del capital.