Colectivos ambientales exigen proteger ya a la Tortuga Mora, especie emblemática y amenazada, y alertan del uso populista y partidista de la “oposición al medio ambiente” que en realidad esconde intereses particulares

La Región de Murcia alberga casi el 70% de la población europea de esta especie, tan emblemática como amenazada

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Diversos colectivos ambientales y sociales, entre los que se encuentran Ecologistas en Acción de la Región Murciana, la Plataforma por la Calidad del Paisaje de Lorca, Bosqueo2, Salvemos el Consejero, AMACOPE y Proyecto Cauce, entre otros, han ofrecido una rueda de prensa en Lorca, para mostrar su apoyo a la aprobación del Plan de Conservación para la Tortuga Mora (Testudo graeca), una especie emblemática y amenazada, que forma parte de esta región desde hace miles de años, y que tiene precisamente en la comunidad murciana la mayor parte de la población del territorio europeo, casi el 70%.

En contra del apocalipsis que vaticinan los mensajes del oportunismo partidista de la ultraderecha, y del eterno postureo victimista de parte del sector primario, lo cierto es que  no es más que ruido interesado, para ganar votos y para defender intereses particulares de unos pocos.

En realidad, la sociedad murciana tiene la obligación legal y moral de conservar esta singular especie, que debería ser considerada un emblema regional de cuya conservación enorgullecerse. Y no considerarla un “problema” que limita el crecimiento económico, con una visión casposa y anacrónica del Medio Ambiente, del que en realidad dependemos más de lo que algunos quieren reconocer.

Desmontan las mentiras del pretendido apocalipsis

Se ha hablado de que el plan es una amenaza para la agricultura, ganadería y el urbanismo en 168.625 hectáreas, que es en realidad la superficie total que abarca el Plan de Conservación. Dentro del área total se sitúan las dos Áreas de Protección de Fauna Silvestre (APFS): Núcleo de Sierra de la Torrecilla (21.963 ha) y Núcleo de Sierra de la Almenara (29.720 ha).

De esa superficie total, casi la mitad son bosques y matorrales naturales asociados a las sierras, estando un 44% de la superficie del plan solapada con alguna figura de ordenación o protección ambiental vigente: Red Natura 2000, Espacios Naturales Protegidos, etc. Y hay también unas 40ha con otro tipo de protección: municipal, BIC, DPOTLRM, etc.

La agroindustria intensiva, el urbanismo y las infraestructuras se perfilan como principales causantes de la fragmentación y pérdida del 22% del hábitat de la especie, porque son las actividades que más transforman el territorio. Pero no se pretende deshacer, ni siquiera impedir su desarrollo, sino que se pretende tomar algunas medidas, algunas voluntarias en forma de buenas prácticas, otras consensuadas con los propietarios, para mejorar la conexión entre áreas actualmente aisladas.

Sólo unas 4.232ha, el 2,5% de la superficie total, lo ocupan áreas altamente transformadas (urbanizadas, industriales o de usos intensivos incompatibles con la especie), y otras 8.732ha corresponden a 21 corredores estratégicos, corredores ecológicos que conectan subpoblaciones. En estos corredores se buscarán diferentes soluciones, como convenios de custodia del territorio, permeabilización de infraestructuras con pasos específicos, y eventualmente algunas compras de fincas.

En cualquier caso, la Consejería de Medio Ambiente, Universidades, Investigación y Mar Menor ya ha confirmado en multitud de ocasiones que no habrán intervenciones en espacios privados sin acuerdo con sus propietarios, y que para nuevas transformaciones se evaluarán sólo determinados proyectos que transformen más de 1ha, como por el ejemplo el cambio de secano a regadío (que en realidad es algo que ya está limitado en toda la Cuenca Hidrográfica del Segura, por la Ley de Aguas de 1985).

Por otro lado, y tal y como reconoce el propio plan, las actividades tradicionales, como los cultivos de secano y la ganadería extensiva, siguen siendo totalmente compatibles con la conservación de la especie.

En cuanto a la falta de rigor científico que algunos pretenden achacar al plan, como si se tratara de decisiones caprichosas e infundadas, precisamente es todo lo contrario. Tanto la situación de la especie, su distribución, sus amenazas y las soluciones, se ha evaluado mediante estudios científicos por más de 20 años. En los últimos 10 se ha realizado un seguimiento bastante exhaustivo por parte de la Universidad Miguel Hernández, en los que diversas organizaciones ambientales han colaborado en algunas localizaciones, obteniendo mucha información de la especie, con estudios genéticos, de enfermedades, parásitos, mutaciones, etc.

A pesar de que la Tortuga Mora lleva miles de años conviviendo con el ser humano en estas latitudes, siendo perfectamente compatible la actividad primaria tradicional, cada vez son mayores las amenazas a las que se enfrenta. La principal es la pérdida y fragmentación de su hábitat, que generan el urbanismo, el avance de la agroindustria intensiva y la ganadería industrial, y las carreteras y autovías. Pero también los atropellos, los incendios, la extracción ilegal, y las hibridaciones e introducción de enfermedades en sus poblaciones, derivadas de suelta de ejemplares criados en cautividad. A todo ello se suman las consecuencias del avance del Cambio Climático, que desplaza el hábitat de la tortuga hacia el norte, a mayor velocidad de la que la especie puede adaptarse.

Y no son amenazas inventadas, sino que han sido constatadas por reiterados estudios científicos, en los que se han estudiado las poblaciones, su hábitat, su evolución y sus amenazas, incluyendo análisis genéticos, de parásitos, y de enfermedades, entre otros aspectos.

Por ello, las organizaciones consideran imprescindible que se apruebe y ponga en marcha inmediatamente el Plan de Conservación de la Tortuga Mora, recuperando y mejorando su hábitat, buscando aumentar la conectividad de poblaciones cada vez más aisladas por infraestructuras y determinados usos del suelo, y en definitiva, buscando compatibilizar la actividad económica con la conservación de la especie.

Además, recuerdan que la elaboración de los planes de gestión de las especies silvestres amenazadas son una obligación legal –Ley 7/1995, de 21 de abril, de fauna silvestre de la Región de Murcia-, que el Gobierno Regional no puede seguir eludiendo. Desde 1995, sólo 4 de las 58 especies silvestres incluidas en el  Catálogo de Especies Amenazadas de la Región de Murcia, tienen un Plan de gestión. Las 54 restante, entre ellas la Tortuga Mora, llevan esperando tres décadas a que el Gobierno Regional apruebe sus planes correspondientes, que hagan efectiva su protección y recuperación.

Por si eso no fuera suficiente, la Tortuga Mora también está incluida en dos anexos de la Directiva Hábitats: ANEXO II – Especies animales y vegetales de interés comunitario para cuya conservación es necesario designar zonas especiales de conservación (ZEC), y ANEXO IV – Especies de interés comunitario que requieren una protección estricta. Y el incumplimiento de esta Directiva conlleva sanciones económicas, advierten.

Para terminar, han querido recordar que sin medio ambiente no hay economía, y que tenemos la obligación y el reto de ser una sociedad del siglo XXI, capaz de hacer compatible la actividad económica y la conservación de especies emblemáticas de nuestro territorio, y de cuya custodia somos responsables.

El Plan de Conservación de la Tortuga Mora no puede esperar.

Asociaciones que suscriben el comunicado:

  • Ecologistas en Acción de la Región Murciana
  • Plataforma por la Calidad del Paisaje de Lorca
  • Bosqueo2
  • Salvemos el Consejero
  • SOS Vencejos
  • Proyecto Cauce
  • Asociación de Amigos de los Exploradores de Lorca – AISG
  • Guadanatura
  • LorcaBiciudad
  • Espartaria. Tierras Altas de Lorca
  • Naturactúa
  • AMACOPE
  • FORO de Educación Física y Deporte de Lorca
  • Observatorio para el Bienestar Animal de Lorca
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