Murcia abre sus puertas a festivales financiados por el fondo KKR, vinculado con la ocupación de Palestina

Llueven las críticas al Ayuntamiento gobernado por el PP por permitir la celebración de eventos culturales ligados a un capital que participa en el genocidio en Gaza

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La ciudad de Murcia acogerá este otoño tres grandes festivales impulsados por la multinacional Superstruct Entertainment, propiedad desde 2023 del fondo de inversión estadounidense Kohlberg Kravis Roberts (KKR). El Espacio Norte será escenario de las segundas ediciones de I Love Reggaeton y Love the Twenties, previstas para el 26 y 27 de septiembre, así como de elrow Murcia XXL, que tendrá lugar el 29 de noviembre.

Los dos primeros festivales están organizados por ShareMusic! —integrada en el grupo Superstruct—, mientras que elrow depende directamente de la matriz. Detrás de este entramado empresarial se encuentra KKR, uno de los fondos de capital riesgo más poderosos del mundo y señalado por su implicación en la economía de la ocupación israelí.

El lado oscuro de KKR: armas, ciberseguridad y colonización

El historial de inversiones de KKR lo relaciona con empresas de armamento y tecnología militar (Novaria, Circor, Advanced Navigation y Controp), así como con negocios de vigilancia masiva y ciberseguridad (Optiv e IntSights). También financia la promoción de viviendas en territorios palestinos ocupados a través de plataformas como Yad2, vinculada a Axel Springer.

Estas conexiones han llevado al movimiento BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones) a denunciar que la celebración de festivales organizados bajo el paraguas de KKR supone una complicidad directa con el genocidio y la colonización en Gaza y Cisjordania.

España y la obligación de cortar lazos

La ONU, en su resolución del 18 de septiembre de 2024, exige a los Estados firmantes —entre ellos España— que pongan fin a relaciones comerciales y de inversión que favorezcan la ocupación israelí. El plazo de ejecución finalizaba ese mismo día, sin que las instituciones locales o estatales hayan adoptado medidas en relación a estos festivales.

Mientras tanto, se multiplican los precedentes en el ámbito cultural y deportivo: RTVE ha anunciado la retirada de España del festival Eurovisión en caso de que Israel participe en 2026; universidades como Granada, Valencia y Barcelona han roto relaciones con instituciones israelíes; y la ciudadanía ha impulsado boicots en competiciones como La Vuelta ciclista.

Silencio de artistas y organizadores

Desde BDS Murcia confirman haber contactado con artistas y promotores de los festivales para pedir que se distancien de la complicidad de KKR. Hasta la fecha, ninguno ha respondido. La organización recuerda que “la cultura no puede ser utilizada para encubrir violaciones de derechos humanos ni para silenciar las voces que claman justicia” y llama a la ciudadanía a no asistir a los eventos.

Reacciones políticas

Las críticas también han llegado desde distintas fuerzas políticas en el municipio de Murcia.

  • Liliana Mellado, coordinadora municipal de IU Murcia, ha señalado que “los fondos de inversión sionistas tienen sus tentáculos en miles de eventos deportivos y de entretenimiento para lavar su imagen como mecenas del arte, desde Hollywood hasta los conciertos”. Apostillando que su formación “cree que el bloqueo a Israel debe ser total para que entienda que su genocidio no tiene apoyos. No podemos quedarnos en un espacio gris: tenemos que ser muy contundentes”. “El PP y Vox, en cambio, abren los espacios públicos a estos fondos para sus espectáculos. Nosotros tenemos claro nuestro modelo de ciudad: apoyamos a Palestina y nos oponemos al genocidio” apuntó la líder local.

  • Sharif Dewydar Dewydar, secretario de inmigración del PSOE en Murcia, denunció la indignadación de su formación local “por la contratación del Ayuntamiento de Murcia con una empresa traidora para organizar festivales en la ciudad.” Afirmando que “están totalmente en contra de que se ayude a quienes están cometiendo el genocidio en Gaza. Es indignante, inaceptable y no podemos soportarlo”.

La polémica está servida: mientras Murcia se prepara para recibir miles de asistentes a estos festivales, crece el clamor social y político contra el blanqueo cultural de fondos que se benefician de la ocupación israelí y la represión del pueblo palestino.

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