- En un país que se proclama democrático y garante de derechos, la realidad de sus cárceles revela una verdad muy distinta. María José Baños Andújar, presa política comunista, sobrevive en condiciones infrahumanas en el Centro Penitenciario Murcia II, en Campos del Río, donde cumple condena desde 2002. Antes de su arresto como militante antifascista, ya había pasado por diversas prisiones como presa común, marcada por una vida de exclusión social, drogodependencia, sida, enfermedad renal y un grave trastorno psicológico.
Sin embargo, la condena que hoy la retiene no se debe a delitos comunes, sino a su participación en una organización antifascista. Su militancia política, orientada a la lucha contra el sistema capitalista y sus estructuras represivas, fue el motivo que el Estado utilizó para encarcelarla. En estos 23 años de prisión ininterrumpida, la política de castigo ha prevalecido sobre cualquier consideración humanitaria.
Una salud quebrada por el abandono
La situación médica de María José es crítica: necesita un trasplante de hígado y un tratamiento especializado que solo podría recibir en libertad. La administración penitenciaria no solo se lo niega, sino que recientemente ha restringido el acceso a medicación vital, acelerando el deterioro de su salud. Este abandono sanitario no es un hecho aislado: forma parte de una política sistemática hacia presos y presas políticas, donde la negación de atención médica se convierte en una herramienta de represión y desgaste.
Un pronunciamiento judicial ignorado
La Audiencia Nacional, en un auto del 13 de marzo de 2025, ha reconocido que la Junta de Tratamiento del C.P. Murcia II tiene la potestad de clasificar a María José en tercer grado, paso imprescindible para concederle la libertad condicional. Sin embargo, la dirección del centro penitenciario, bajo cuya autoridad recae la decisión, mantiene un silencio cómplice. No actuar, en este caso, es condenar a muerte.
Un patrón de represión contra presos políticos enfermos
El caso de María José se suma al de otros militantes comunistas y antifascistas como Manuel Pérez Martínez, Lucio García Blanco y Mónica Refoxos Pérez, todos ellos con décadas de encarcelamiento y con enfermedades graves sin tratamiento adecuado. El Estado español, heredero directo de la maquinaria represiva franquista, ha perfeccionado una estrategia que combina el aislamiento prolongado, la dispersión geográfica y el abandono médico como formas de exterminio lento.
Una campaña urgente de solidaridad
El Proyecto PreS.O.S. – Comités por un Socorro Rojo Internacional ha iniciado una campaña de denuncia y movilización para exigir la liberación inmediata de María José Baños Andújar. Bajo el lema «Desatención sanitaria es pena de muerte encubierta», llaman a enviar cartas de protesta al director del C.P. Murcia II, recordándole que la responsabilidad última sobre la vida de la presa recae sobre él y sobre el conjunto de la Junta de Tratamiento.
Enviar cartas de protesta a:
Al Sr. Director del C.P. Murcia II
Pasaje de los Charcos
30191 Campos del Río (Murcia)
El mensaje central de la campaña es contundente: «Mª José Baños Andújar, ¡libertad ya!». No se trata de un gesto simbólico, sino de una medida de supervivencia.
Un espejo de la naturaleza real del Estado
El caso de María José Baños Andújar no es un accidente ni una anomalía: es la consecuencia directa de un aparato estatal que conserva intactas muchas de las estructuras represivas del franquismo, maquilladas bajo un barniz democrático. El sistema penitenciario español, en particular, sigue operando como herramienta de castigo político contra quienes cuestionan el orden establecido.
Negar atención sanitaria a una presa política enferma es, de facto, dictar una pena de muerte encubierta. Y en esta ecuación no solo son responsables las autoridades penitenciarias: también lo es el gobierno central, que mantiene y legitima estas prácticas, así como los jueces y fiscales que, con su silencio, avalan el exterminio lento de militantes comunistas y antifascistas.
Desde La Protesta Diario nos unimos a la exigencia de libertad inmediata para María José Baños Andújar y llamamos a multiplicar la solidaridad activa. Porque un Estado que encarcela, enferma y deja morir a sus presos políticos no es un Estado de derecho: es un régimen represor al servicio de la clase dominante y del capitalismo que decimos combatir.