Egipto reprime la Marcha Global a Gaza: centenares de activistas detenidos para frenar una protesta pacífica contra el bloqueo

El régimen egipcio ha desplegado controles, decomisos de pasaportes y detenciones masivas para impedir que más de 4.000 activistas de 50 países lleguen al paso de Rafah y denuncien el cerco genocida a Gaza.

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Más de 4.000 personas de 50 países diferentes se han visto bloqueadas este viernes en Egipto al intentar participar en la Marcha Global a Gaza, una acción internacional de solidaridad que tenía como objetivo alcanzar el paso fronterizo de Rafah entre el 12 y el 15 de junio. Las autoridades egipcias han desplegado un amplio dispositivo represivo que ha incluido controles, retenciones, decomiso de pasaportes y detenciones, en un intento claro de neutralizar esta movilización civil que buscaba denunciar el genocidio en Gaza y exigir la apertura del paso humanitario.

Una marcha por la vida, bloqueada por la represión

La Marcha Global a Gaza fue convocada por una plataforma internacional de colectivos sociales, humanitarios y pro derechos humanos con un propósito claro: llegar al cruce de Rafah, punto fronterizo entre Egipto y la Franja de Gaza, para visibilizar el cerco criminal al que Israel somete al pueblo palestino y exigir medidas efectivas a la comunidad internacional. La movilización, pacífica y no violenta, incluía una caminata desde El Cairo hasta Rafah, con la intención de acampar durante tres días como acto simbólico y político.

Sin embargo, desde el primer momento, el gobierno egipcio —clave en el mantenimiento del bloqueo por su control del único paso fronterizo no israelí con Gaza— ha ejercido un férreo control policial sobre los activistas. Según fuentes de la organización, más de 200 personas han sido detenidas o deportadas, entre ellas decenas de ciudadanos del Estado español, incluidos activistas vascos, catalanes, toledanos y canarios.

Detenciones, deportaciones y confiscación de pasaportes

Las autoridades egipcias han intervenido desde distintos puntos del país. Solo en el aeropuerto de El Cairo, más de 170 activistas fueron interceptados a su llegada y trasladados a centros de detención temporal. Otros grupos fueron retenidos en hoteles, o interceptados en los controles policiales a lo largo del trayecto hacia el norte del Sinaí. Varias personas han sido deportadas sin derecho a asistencia legal ni contacto con sus embajadas.

Entre los detenidos se encontraban al menos 26 personas del Estado español, varias de ellas del País Vasco. Según medios vascos, algunos de estos activistas ya han sido liberados, aunque otros permanecen retenidos o en paradero desconocido. También se ha confirmado la deportación de varios participantes a sus países de origen sin haber podido participar en la marcha.

A pesar de que la organización había notificado la iniciativa con dos meses de antelación, Egipto ha argumentado que no existía autorización formal para la movilización, lo que ha servido de justificación para impedir su desarrollo y criminalizar a sus participantes.

Solidaridad internacional bajo vigilancia

La Marcha Global a Gaza ha congregado a personas de más de 50 países y unas 150 organizaciones sociales, profesionales de la salud, juristas, periodistas, sindicalistas y activistas por los derechos humanos. El objetivo era claro: mostrar al mundo que Gaza no está sola y exigir a los gobiernos del mundo que actúen ante la masacre sistemática que sufre la población palestina desde hace más de ocho meses.

Esta acción se enmarca en una ola de solidaridad global con Palestina, que ha incluido iniciativas como la Flotilla de la Libertad, acampadas universitarias, boicots económicos y concentraciones multitudinarias en ciudades de todo el mundo. La respuesta del régimen egipcio evidencia no solo su implicación directa en el mantenimiento del cerco a Gaza, sino también su voluntad de impedir cualquier expresión de solidaridad activa que cuestione la política de exterminio israelí.

Las fronteras del silencio

El despliegue represivo de Egipto responde también a presiones internacionales. Israel lleva semanas solicitando que se impida la llegada de activistas a la frontera de Rafah, en un contexto de máxima tensión tras haber asumido el control del paso fronterizo y bloquear completamente la entrada de ayuda humanitaria. Mientras la ONU y las principales agencias humanitarias alertan de la catástrofe humanitaria en Gaza, los Estados siguen mirando hacia otro lado.

La Marcha Global a Gaza ha quedado asfixiada antes de poder llegar a su destino. No por falta de apoyo, ni por ausencia de legitimidad, sino por la complicidad de gobiernos que, como el egipcio, ejercen un control férreo para silenciar la disidencia y blindar la impunidad del Estado de Israel.

Gaza sigue resistiendo, el mundo debe despertar

En pleno genocidio televisado, impedir la solidaridad no solo es inmoral: es criminal. Egipto ha optado por detener, deportar y silenciar a quienes han viajado miles de kilómetros para denunciar la masacre. Pero la voz de Gaza sigue viva en cada cuerpo retenido, en cada paso frustrado hacia Rafah, y en cada grito que hoy clama: abrid el paso, romped el bloqueo, basta de genocidio.

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