La furia baja del Rif: Marruecos arde en las ciudades que nadie escuchaba

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Llevo tres noches sin cerrar los ojos del todo. No por el gas lacrimógeno —que también—, sino por el nudo que se me forma en la garganta cada vez que mi sobrino de 17 años me pregunta: “Tía, ¿esta vez vamos a poder hablar sin que nos pase algo?” Cuenta una chica manifestante Anoche, en la plaza de Uchda, la respuesta fue un chirrido de neumáticos y un cuerpo que voló. Dos chicos cruzaban la calle cuando la furgoneta de la UPR (Unidad de Policía Rural) les dio de lleno. Uno se quedó en el suelo. El otro, con la camiseta roja empapada en sangre, se levantó como pudo. Grabé diez segundos que ya dan la vuelta al mundo: se ve la matrícula, se ve que no frenan. Se ve que no era un accidente. Hasta hace 72 h las protestas eran un eco lejano de Rabat o Casablanca: cánticos contra la carestía del pan, contra los 7.000 dirhams que cuesta ahora llenar una bombona de butano. Pero anoche el fuego saltó a las ciudades pequeñas —Al Hoceima, Jerada, Taza, Uchda— como cuando en el campo se prende la cizaña: primero huele a seco, después todo lo demás arde. Lo que no sale en los telediarios • Un muerto confirmado por activistas, no por el ministerio. El joven caído en Uchda se llamaba Yassine, 19 años, estudiante de electricidad. Su familia no quiere hablar • Tres heridos con balas de goma en Jerada, según el médico local Dr. Bouziane. El hospital regional tiene solo dos camas de reanimación. • Corte de internet de 1 h 47 min anoche en la zona este . El giro que nadie se atreve a escribir En los vídeos que circulan por Telegram ya no se grita “Libertad, dignidad, justicia social”. Se grita “fuera el makhzen”. Se insulta al rey por su nombre, se comparten montajes en los que su foto aparece con la corona torcida. Hace un mes eso era impensable; ahora sale hasta en cuentas de primas de bachillerato. ¿De dónde viene ese odio? 1. La sucesión. Desde julio se filtraron audios (nunca desmentidos) en los que un ex-jefe de gabinete habla de “preparar el terreno para la transición” antes de 2026. La gente olfatea que el tablero se mueve y teme que se repita la historia de 2011: promesas, reforma constitucional, luego todo igual. 2. La “lista árabe”. Circula un Excel con 400 nombres de notarios, jueces y militares que habrían recibido tierras agrícolas a precio simbólico. En él figuran primos del monarca. Lleva dos semanas flotando; nadie lo ha desmentido. 3. El hambre. El índice de precios al consumo subió un 8,4 % solo en agosto. El salario mínimo se congeló en 2.970 dirhams (270 €). Un pan cuesta ahora 1,5 dirhams; hace un año, 0,80. Lo que pasa cuando nadie mira En Taza, población 150 000, anoche quemaron el ayuntamiento. No apareció en Medi1 TV ni en 2M. Apareció en un TikTok con la canción “Raj3in” de Tagne (rap marroquí) de fondo: 1,2 millones de reproducciones antes de que lo borraran. En Al Hoceima, los manifestantes improvisaron una barricada con botes de pintura azul —el color de la campaña oficial “Al Aman” (seguridad)— y escribieron encima: “Al Aman pour les chiens”. Seguridad para los perros El miedo se rompe Una señora de 67 años, Fátima, abraza a una chica llorando: “Hija, ya no me importa que me metan en la comisaría. Mis nietos comen pan y té por la noche, ¿eso es vida?” Datos rápidos para entender el mapa • Uchda: 1 muerto, 12 detenidos, acceso a Facebook bloqueado en 3G. • Jerada: mineros en paro desde 2018; anoche se sumaron agricultores sin agua del embalse de El Wahda. • Taza: 40 % de paro juvenil; el único cine lo convirtieron en sala de bodas. • Rabat: silencio institucional, solo un tuit del ministerio del Interior hablando de “grupos alborotadores”. ¿Y ahora? Son las 3:12 a.m. Oigo sirenas lejanas. Mi vecino, el señor Farid, sube a su azotea a colgar una bandeta blanca en solidaridad. Me dice: “Si mañana no abro la bodega, no pasa nada. Pero si mañana no abro la boca, me muero dos veces”. Mañana volverán los titulares oficiales: “Calma regresa”, “Detenidos vándalos”, “Rey preside Consejo de Ministros”.Pero aquí, en la calle 14 de Uchda, el olor a goma quemada sigue pegado a la ropa. Y el miedo, por primera vez, huele menos fuerte que la ira.

Por Yahya Zarhouni

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