El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, no pudo contener la emoción este martes durante un acto en el Palacio de Planalto, al anunciar que Brasil ha salido oficialmente del Mapa del Hambre de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Visiblemente conmovido, el mandatario recordó con voz entrecortada episodios de su juventud como obrero, cuando pasaba hambre en silencio por vergüenza.
«Era muy joven en la fábrica. Mis compañeros me ofrecían comida y yo respondía que no tenía hambre. Pero por dentro, imaginaba morder aquel sándwich. Me quedaba en silencio, con vergüenza de admitir que tenía hambre, y volvía a trabajar», relató Lula, con lágrimas en los ojos, ante un auditorio repleto de miembros del Consejo Nacional de Seguridad Alimentaria (CONSEA).
La salida de Brasil del Mapa del Hambre es un hito que el país ya había alcanzado en 2014, durante el segundo mandato de Lula. Sin embargo, reingresó en 2018 tras el desmantelamiento de varias políticas sociales. Esta nueva exclusión, lograda antes del objetivo previsto para 2026, se debe a un conjunto de medidas impulsadas por el actual gobierno: la reactivación del programa Bolsa Família, el Plan Brasil Sin Hambre, la valorización del salario mínimo, el fortalecimiento de la agricultura familiar y el papel clave de los movimientos sociales.
Lula subrayó que el combate contra el hambre no se trata solo de voluntad política, sino de compromiso humano:
«Es fácil dar un discurso, pero cuidar del pobre de verdad se hace con el corazón. El hambre no duele como un golpe, te va carcomiendo por dentro. Y no se resuelve con parches, es responsabilidad del Estado garantizar el derecho a alimentarse», afirmó.
Además, reconoció que este logro no habría sido posible sin la colaboración de la sociedad civil: «Solos no hubiéramos hecho ni el 10% de lo que logramos. Fue gracias a cada miembro del CONSEA, a los movimientos sociales, sindicales, a las iglesias, a quienes trabajan cada día para que nadie se quede atrás», destacó.
El ministro de Desarrollo Social, Wellington Dias, también tomó la palabra para recordar que es la segunda vez que un gobierno de Lula logra sacar a Brasil del Mapa del Hambre, reafirmando que la seguridad alimentaria es un pilar del proyecto político del actual gobierno.
Con este anuncio, Brasil se convierte en uno de los pocos países en revertir dos veces una situación estructural de hambre a gran escala, y lo hace de la mano de un presidente que conoce el problema en carne propia. “No lucho contra el hambre por ideología, lucho porque yo mismo la sufrí”, concluyó Lula.