Escrito por Toni Jorge, Ecologistas en Acción de la Manchuela (Cuenca y Albacete).
El movimiento perpetuo es una vieja fantasía humana que consiste básicamente en una máquina que podría funcionar eternamente tras un impulso inicial. De hecho, en algún momento llegó a contemplarse como una realidad, como cuando Joseph Newman intentó patentar en 1979 un nuevo motor de corriente continua del que afirmaba que la energía mecánica que producía el motor era mayor a la energía eléctrica que consumía, con lo que había conseguido el movimiento perpetuo .
https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=16589760
Tras varias comprobaciones, la oficina de patentes rechazó registrarlo .
Se trata de una teoría, hoy en día sólo sustentada por religiones y esotéricos ya que contradice los principios físicos, concretamente los de la termodinámica, y más concretamente el segundo principio. Pongamos por caso que se origina el movimiento mediante un impulso inicial, pues bien, desde este preciso momento, el mismo movimiento haría que se disipara y por lo tanto se perdiera energía. Pero con todo ello, dicha idea sigue respondiendo a un profundo anhelo humano de ignorar los límites que la realidad nos impone de forma tozuda, y es por ello por lo que podemos encontrar innumerables referencias en las redes como este vídeo https://youtu.be/l5dxsME0qcI.
Tal vez por ello, el propio sistema económico que rige nuestros destinos conserva en su esencia este mismo anhelo por no contar ningún tipo de límite, ni a su crecimiento, ni a la disponibilidad de energía para crecer, ni de recursos que extraer, en un acercamiento cada vez mayor a lo que sería una religión absoluta que se desvincula por vocación propia de la ciencia y de los límites que esta le recuerda.
Para comprobar esto, no tenemos nada más que ver cuál es el gráfico de evolución del consumo de energía desde el 1800.
Fte: Web Xataka energía
Los datos pueden variar según fuentes, pero parece haber consenso en que el consumo mundial de energía se aceleró en 2023 a un 2,2%, muy por encima del 1,5% de la historia reciente. En doscientos años pero en realidad sólo en unos cincuenta hemos multiplicado por 30 nuestro consumo de energía mientras la población se multiplicaba por 8.
Y de la misma manera podemos comparar con el crecimiento del PIB.
No existe crecimiento económico sin extracción de recursos o consumo de energía, o ambos a la vez, y a la vez esto conlleva crecimiento poblacional.
Parece que la tendencia ignora por completo el informe lanzado en 1972 sobre los límites del crecimiento, conocido como el informe Meadows. Dicho informe lanzaba la tesis de la imposibilidad del crecimiento ilimitado en un planeta finito con recursos finitos. Establecía las bases de una imposibilidad al crecimiento económico continuo al igual que las leyes físicas hacen con el movimiento continuo.
Tras un gran debate, todos hemos llegado a un consenso razonable acerca de la imposibilidad de esto último y de lo inapelables que son las leyes físicas que rigen el universo que conocemos, sobre todo las de la termodinámica.
Precisamente por ello nos llama poderosamente la atención como estos principios son ignorados por el lenguaje económico (una vez ya alejado de la ciencia) que está utilizando continuamente el capitalismo y concretamente el capitalismo verde y el sector de las energías renovables, lanzando la hipótesis de que es posible seguir la tendencia histórica introduciendo mínimas modificaciones en el sistema de obtención de energía y que con el simple cambio en la eficiencia y cantidad de renovables podemos abastecernos infinitamente de la energía que nos lanza el sol y seguir haciendo exactamente lo mismo que estábamos haciendo hasta ahora. En esto, según él radicaría la transición verde. Y esto, a la vez ignorando la cascada de de impactos en sistemas complejos como los que constituyen la vida sobre la tierra.
Es evidente que el capitalismo ignora las leyes físicas y el resto de leyes que rigen la vida en la tierra desde el momento en que su meta es el crecimiento continuo. Esto en definitiva es lo mismo que dicen los defensores del movimiento perpetuo, tras un impulso inicial todo puede continuar funcionando. En cuanto a nuestro sistema, este crecimiento acelerado que se produce desde el descubrimiento de los combustibles fósiles y la revolución industrial se produciría por la propia lógica del sistema y se retroalimentaría sin ningún tipo de limitación y también sería capaz de afrontar cualquier tipo de dificultad. El colmo es el intento de utilizar energía fósil para reducir las emisiones producidas por esta propia energía fósil, (se intenta crear metano para el transporte marítimo a partir del CO2 capturado de las emisiones industriales y se vende como una reducción de emisiones) enlazando un bucle autorreferente perfecto ¿Cómo iba a ser de otra forma en el imaginario de un sistema y de una civilización crecida sobre la creencia de una disponibilidad infinita de energía?
Pero hay determinados hechos difíciles de eludir, como es el del calentamiento global y su relación con los combustibles fósiles, por lo que para intentar sortear esto, volvemos nuestros ojos a la naturaleza y a intentar emular lo que esta hace con la energía del sol, capturarla y aprovecharla para almacenar energía en forma de enlaces químicos y usarla para la vida. Pero es obvio que es imposible emular la eficiencia de la vida en su aprovechamiento de la energía. De ahí que las renovables dependan de fósiles y de que no sean tan renovables al tener que ser renovadas (las instalaciones) cada cierto periodo de tiempo con lo que ello supone de extracción de recursos y utilización de energía. Es decir, se trata de sistemas diseñados para suplir una demanda de energía limitada y reducida si no queremos agotar rápidamente los recursos de que dependen, y no nos referimos al sol ni al viento.
Pero lo que más impresiona con diferencia de la industria verde es la facilidad y la pasión por saltarse las reglas y crear una realidad paralela. Con el biogás está creando el relato otra vez del movimiento perpetuo. El biometano se está constituyendo en el discurso oficial, y esto ya como una verdad irrebatible, en la solución energética renovable que va a permitir sustentar las actividades que producen los residuos que alimentan las plantas dónde se produce. No habrá ahora más dependencia de energías fósiles y menos todavía de gas natural del exterior.
Realmente es perfecto, visto así deslumbra, es evidente que descarboniza la economía ¿O no? Tenemos ya el soñado motor de Joseph Newman, que funciona con la propia electricidad que produce. Vamos a consumir la energía que crearemos a partir de la que consumimos. Recuerdan ustedes la famosa paradoja lingüística «¿YO SIEMPRE MIENTO CUANDO HABLO?»
Segundo principio de la termodinámica: el movimiento perpetuo no existe, con lo que resulta totalmente imposible que el bucle funcione.
Pero, cuando el relato obtiene un consenso muy grande, como es el caso, nos encontramos con que todo el mundo, medios de difusión, agentes del sector de la energía, e incluso algunos ecologistas normalizan el apelativo de “gas renovable”, a ver quién se atreve a cuestionar algo que para el propio sentido común es un insulto.
¿Cómo señores pueden ustedes llamar renovable a un recurso que se obtiene a partir de residuos de actividad humana de alto consumo energético, sea ganadería o agricultura intensiva? Estamos equiparando la actividad industrial humana a la fotosíntesis de plantas y algas. Perfecto, ya tenemos el asunto justo dónde lo queríamos. Hemos creado un prometedor mercado para el capital y para el planeta. Hemos creado sin el más mínimo esfuerzo la SOLUCIÓN A LA DESCARBONIZACIÓN. Podemos ya permitir sin despeinarnos que se produzcan cada vez más residuos de la actividad agroindustrial porque con ello crearemos más necesidades energéticas que a su vez cubriremos con la energía que obtengamos de los biodigestores.
Señoras y señores: que los residuos son un problema?, no, según la CEO de Cosentino el residuo es una materia prima muy valiosa.
Magia pura: me encuentro un residuo al que voy a llamar recurso energético, y en lugar de quemarlo para obtener energía, voy a metanizarlo para obtener energía quemando ese metano. Caminar por el discurso del capitalismo verde es como caminar por un campo de minas lingüístico, todo es posible y acabarás pisando una palabra que te explotará en la cara.
Parece una broma de mal gusto, pero lo trágico es que no lo es. Se ha conseguido convencer a amplios sectores de que la realidad funciona así, sin fisuras. Sólo tenemos que dejar que sigan operando en nuestro beneficio las gasistas y energéticas. El capital opera con una lógica inapelable, todo lo que hace es por el bien común. No podía ser de otro modo.
Toni Jorge
Ecologistas en Acción de la Manchuela (Cuenca y Albacete)