Recientemente la Asociación Cultural La Carraila ha solicitado formalmente a la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia que inicie el procedimiento para la elaboración del Plan de Ordenación del Patrimonio Cultural del Valle de Ricote, en la categoría de paisaje cultural. Esta medida, reclamada como urgente, busca preservar los valores culturales, agrícolas y naturales de este histórico territorio frente al avance de transformaciones urbanísticas que están afectando gravemente a su equilibrio milenario.
La petición se produce tras haberse detectado en las últimas semanas tres actuaciones destinadas a la construcción de complejos turísticos en la Huerta de Blanca, que suponen la pérdida de 10,53 hectáreas (94,2 tahúllas) de suelo no urbanizable, según lo establecido en el Plan General Municipal de Ordenación. Ante este hecho, La Carraila ha presentado además una instancia al Ayuntamiento de Blanca para exigir la aplicación estricta de la normativa municipal que protege el suelo agrícola tradicional catalogado como NUI y PPR, y ha trasladado la denuncia tanto a la Confederación Hidrográfica del Segura como a la Dirección General de Patrimonio Natural y Acción Climática.

Un patrimonio en riesgo
El Valle de Ricote, articulado por el sinuoso curso del río Segura a lo largo de 22 kilómetros, abarca los municipios de Cieza, Abarán, Blanca, Ricote, Ojós, Ulea, Villanueva del Río Segura y Archena. Su paisaje cultural, fruto del aprovechamiento de los sistemas hidráulicos de regadío durante más de un milenio, representa uno de los últimos testimonios vivos del sistema agrícola tradicional mediterráneo, y está reconocido por el Plan Nacional de Paisaje Cultural del Ministerio de Cultura.

Pese a esta relevancia, el parcelario agrícola histórico sufre una regresión acelerada. Las causas son múltiples: la baja rentabilidad del pequeño cultivo, la falta de relevo generacional, el abandono de tierras y la proliferación de viviendas y urbanizaciones que alteran el equilibrio entre la huerta y el monte. A ello se suma ahora la presión del turismo inmobiliario, que amenaza con borrar los elementos esenciales del paisaje valricotí: las acequias, los muros de piedra seca, las terrazas abancaladas y la arquitectura rural vinculada al regadío.
Protección integral y participación institucional
La Carraila subraya que la única forma eficaz de garantizar la preservación del Valle de Ricote pasa por la elaboración de un Plan de Ordenación del Patrimonio Cultural, figura prevista en los artículos 61 a 64 de la Ley 4/2007 de Patrimonio Cultural de la Región de Murcia, y plenamente coherente con el Convenio Europeo del Paisaje (en vigor en España desde 2008). Este plan debería ser impulsado por la Consejería de Fomento e Infraestructuras, con la participación de las consejerías de Agricultura y Medio Ambiente, y dotado presupuestariamente en las cuentas regionales de 2026.

Durante la tramitación del Plan, recuerda la asociación, no podrán realizarse actos que supongan una transformación sensible del territorio, tal como establece la legislación autonómica. Por ello, insta a los ayuntamientos de toda la comarca a abstenerse de autorizar proyectos urbanísticos o turísticos en espacios agrícolas protegidos, y a promover en su lugar iniciativas de recuperación agraria, ayudas al cultivo tradicional y promoción del patrimonio hidráulico y etnográfico.
Un llamamiento por el “Legado Vivo”
Esta acción se enmarca dentro del proyecto cultural–ecomuseo “Legado Vivo”, impulsado por La Carraila a través de su sección PROBICUVALLE (Protección de Bienes de Interés Cultural del Valle de Ricote), que persigue la conservación activa del paisaje cultural y agrícola de la comarca.
“La huerta del Valle de Ricote no es solo un espacio productivo: es un testimonio vivo de nuestra historia y de la relación equilibrada entre el ser humano y el territorio”, señalan desde la asociación. “Si permitimos que las últimas huertas tradicionales sean sustituidas por resorts y urbanizaciones, perderemos un patrimonio único, un modelo de sostenibilidad ancestral y una parte esencial de nuestra identidad colectiva.”
Por todo ello, La Carraila reclama a la Comunidad Autónoma y a los ayuntamientos implicados responsabilidad, protección y acción urgente para garantizar que el Valle de Ricote —el último valle morisco del Segura— siga siendo un legado vivo para las generaciones presentes y futuras.














