Un 1º de Mayo con voces incómodas… y necesarias
En un Día Internacional de la Clase Trabajadora que volvió a teñir las calles de Murcia de dignidad y reivindicación, LaProtesta.es recogió el testimonio de una de las voces más combativas del movimiento antirrepresivo en la región: Olvido Garrido, activista del Movimiento Feminista de Murcia.
En una conversación reciente con el equipo de laprotesta.es, Garrido reivindicó el trabajo sexual como una forma legítima de trabajo que debe contar con derechos, protección legal y reconocimiento político y social, frente al estigma que, denuncia, aún persiste incluso dentro del propio feminismo:
“El término ‘trabajadora sexval’ fue acuñado en 1978 por la activista Carol Leigh, Scarlot Harlot, para señalar precisamente que el servicio sexual es trabajo. Lo resignificó, lo cargó de dignidad, le quitó la carga misógina y criminalizante que durante siglos ha recaído sobre las mujeres que lo ejercen. Pero casi 50 años después, aún seguimos luchando contra el estigma”, explicó Garrido.
Feminismo, pero sin exclusiones
La activista fue contundente al denunciar la hipocresía de ciertos sectores feministas que, desde una supuesta superioridad moral, pretenden “salvar” a las trabajadoras sexuales sin escucharlas:
“Resulta increíble la ignorancia de las jóvenes abolicionistas que se tragan y regurgitan sin pestañear las lógicas patriarcales y moralistas. Nos insultan, nos excluyen, nos niegan voz y agencia”, criticó con firmeza.
Trabajo sexual es trabajo: derechos ya
Garrido recalcó que la lucha por los derechos laborales no puede dejar fuera a las trabajadoras sexuales, muchas de las cuales sufren una doble o triple discriminación por su identidad de género, etnia o situación migratoria:
“Hemos salido a la calle en este 1º de Mayo para decir alto y claro que el trabajo sexual es trabajo. Que todas las personas trabajadoras merecen condiciones dignas, sin discriminación por etnia, identidad de género, orientación sexual o situación migratoria. Porque nadie vive mejor sin derechos”.
En el corazón de las luchas sociales
Lejos del estereotipo de víctimas o delincuentes, las trabajadoras sexuales están presentes en el tejido vecinal, en los movimientos sociales y en las luchas comunitarias:
“Están en las luchas vecinales, en el tejido comunitario, porque están atravesadas por todas las violencias estructurales: el clasismo, el racismo, las fronteras. Y nuestras alianzas con las personas trans son históricas. Nos une la disidencia y la precariedad”, señaló Garrido.
Una consigna clara: menos hipocresía, más derechos
Con décadas de militancia a sus espaldas, Olvido Garrido cerró su intervención con una consigna que resume el hartazgo y la determinación de muchas:
“El trabajo es la prostitución más antigua del mundo. Así que menos hipocresía y más derechos. Si tocan a una, nos tocan a todas”.
Desde las calles de Murcia, las voces de las trabajadoras sexuales siguen desafiando al feminismo cómodo y al Estado punitivo, haciendo temblar los cimientos de las narrativas que las quieren calladas, escondidas o salvadas.