Por primera vez en los 125 años de historia del laborismo británico, una figura destacada de su bancada, la diputada Zarah Sultana, ha dado un paso definitivo: ha abandonado el Partido Laborista para fundar, junto a Jeremy Corbyn y otros diputados y activistas, una nueva fuerza política socialista e independiente.
“El Westminster está roto, pero la verdadera crisis es más profunda: 50 familias poseen más riqueza que la mitad de la población del Reino Unido. El sistema bipartidista solo ofrece decadencia gestionada y promesas rotas”, ha declarado Sultana en su comunicado de renuncia.
El nuevo proyecto, que aún no ha revelado su nombre oficial, aspira a reconstruir la esperanza de una clase trabajadora traicionada por el establishment y por un Partido Laborista que —según denuncian sus exmilitantes— ha adoptado políticas de austeridad, sumisión al capital y complicidad con el genocidio en Gaza.
Un paso que marca una ruptura histórica
La renuncia de Sultana se produce tras su suspensión por parte del laboralismo al votar contra el límite de ayudas por hijo —una política que mantiene a más de 400.000 niños en la pobreza— y por oponerse a los recortes en ayudas energéticas para pensionistas. “Lo volvería a hacer”, ha afirmado sin titubeos.
Este nuevo frente socialista llega en un contexto donde la ultraderecha crece y el liderazgo del laborismo, con Keir Starmer a la cabeza, se limita a maquillar una agenda de continuismo neoliberal. En palabras de Sultana: “Los multimillonarios ya tienen tres partidos luchando por ellos. Es hora de que el resto tengamos uno.”
Socialismo o barbarie: el momento es ahora
La nueva fuerza política se presenta con un mensaje claro: romper con el servilismo del laborismo hacia los poderosos, recuperar el control público de los servicios esenciales, garantizar derechos sociales y frenar la barbarie, tanto dentro como fuera de las fronteras británicas.
“La esperanza vive. Ahora es el momento de contraatacar.”
Frente al avance del fascismo y el derrumbe moral del establishment, esta escisión no es solo una cuestión partidista, sino un llamado a construir desde abajo un nuevo instrumento político de la mayoría social.
Porque el pueblo trabajador del Reino Unido ya no está dispuesto a callar ni a esperar.
El futuro no se hereda. Se construye.