Ecologistas en Acción concede los “Premios Atila Región Murciana 2025” a los mayores enemigos del medio ambiente

La organización ecologista señala sin rodeos a los responsables del colapso ecológico en la Región: especulación, negligencia y abuso institucional.

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Con motivo del Día Mundial del Medio Ambiente, Ecologistas en Acción ha hecho públicos ayer los Premios Atila Región Murciana 2025, una entrega simbólica de denuncia a quienes más han contribuido a la degradación ambiental de nuestra tierra. Una vez más, y ante la falta de voluntad política y la voracidad de determinados sectores económicos, la organización ecologista pone nombres y apellidos a la irresponsabilidad medioambiental.

Estos premios se otorgan desde 1992 con el objetivo de visibilizar y señalar conductas, políticas o proyectos que representan una amenaza grave para la salud de nuestros ecosistemas y, por extensión, para el bienestar de la ciudadanía. En la edición anterior, en 2024, fueron galardonados la Fundación Ingenio y VOX (Premio Atila), la ganadería industrial porcina (Caballo de Atila), y recibieron accésits el pseudo-periodismo de bulos sobre el Mar Menor, el presidente López Miras, varios ayuntamientos por su temeraria política de movilidad, y el macropuerto de El Gorguel.

Este año, la situación no ha mejorado: los problemas ambientales se cronifican y los responsables institucionales y empresariales insisten en repetir recetas fallidas. Por ello, los Premios Atila 2025 vuelven a señalar con claridad:

Premio Atila Región Murciana 2025: Gobierno Regional de López Miras

Por seguir ignorando la emergencia climática y ambiental, y legislar a favor del negocio a corto plazo en lugar de proteger el patrimonio natural de toda la ciudadanía.

Mientras el Mar Menor agoniza, los acuíferos se contaminan y el aire que respiramos se degrada, el Gobierno regional promueve “rebajas legales” que desmantelan la protección ambiental, amparan la especulación urbanística y perpetúan un modelo insostenible.

Su inacción y desprecio por la ciencia ecológica hacen del Ejecutivo murciano un auténtico depredador institucional del medio ambiente.

Caballo de Atila Región Murciana 2025: Plantas de Biogás

Más de veinte instalaciones promovidas en tiempo récord, al margen del debate público y con una sospechosa dinámica de burbuja especulativa, al servicio del crecimiento descontrolado del porcino industrial.

Mientras los fondos de inversión encuentran en el biogás un nicho de rentabilidad rápida, la ciudadanía es marginada y los impactos ambientales y sociales son minimizados, cuando no directamente ignorados.

Accésit “El cuento de la lechera”: SCRATS y su comparsa política

Décadas de victimismo institucionalizado para sostener una economía del abuso hídrico, mientras la ciencia y los tribunales advierten que el Tajo ya no puede más.

Ni un solo gesto hacia la reducción de demandas o la racionalización del regadío. Todo se fía a exigir más agua, aunque haya que trasvasarla desde el Amazonas.

Accésit “Need for Speed”: Sector Moto Náutica en el Mar Menor

En plena crisis ecológica, motos de agua a toda velocidad, sin control ni sanciones, ignoran las normas de navegación del Mar Menor y sus áreas protegidas.

Ruido, impacto ecológico y desprecio al resto de usuarios, mientras la administración mira hacia otro lado. Un sector sin autocrítica ni voluntad de cambio.

Accésit Honorífico “Estamos trabajando en ello”: Consejería de Medio Ambiente

Décadas repitiendo la misma excusa: “Estamos en ello”.

Planes de gestión clave sin aprobar, protección legal sin aplicación real, y un patrimonio natural que se desangra por la inacción y el abandono administrativo. El futuro de decenas de especies y hábitats sigue bloqueado en algún cajón.

Accésit Jennifer López “¿La Regeneración pa’ cuándo?”: MITERD

Portmán sigue esperando.

Tres décadas después del desastre minero, el Ministerio para la Transición Ecológica ha abandonado la regeneración de la bahía, sustituyéndola por un simple sellado de residuos.

La ciudadanía y los colectivos sociales reclaman que se cumpla lo prometido y que se recupere al menos una parte de la costa robada.

Una vez más, el jurado de los Premios Atila lanza un mensaje claro a los galardonados: rectificar es una obligación política, moral y ecológica. Nuestra región vive una crisis ambiental sin precedentes, y quienes tienen poder de decisión deben asumir su responsabilidad.

Los premios Atila son una sátira, sí, pero también un grito de auxilio por nuestros ecosistemas, nuestra salud y nuestro futuro colectivo.

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