Unión y solidaridad: la labor de los voluntarios contra el hambre y las adicciones en la III Feria de la Salud de Murcia

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por Martin Stutz

Amanece este sábado cinco de abril en Murcia. La ciudad se prepara para acoger un evento muy especial. Hoy podremos conocer a algunas de las personas más extraordinarias con las que tenemos el orgullo de contar entre nosotros. Como auténticos héroes y heroínas, camuflados en el trajín del caos urbano, se encuentran ellos y ellas: voluntarios y voluntarias que luchan cada día contra el dolor que producen las adicciones como el alcoholismo, o el terrible pasar de aquellos que no tienen alimento, ni techo, o viven en soledad no deseada.

Hoy se celebra la III Feria de la Salud de Murcia, un evento que congrega a decenas de asociaciones en las que participan estos vecinos y vecinas extraordinarios. Decidimos desplazarnos para cubrir el evento y conocer de primera mano la labor de estos titanes de la solidaridad hacia los más desfavorecidos. Y allí nos encontramos al filo del mediodía, al calor de esta picante primavera murciana, tan esperada, tan querida.

Es entonces cuando nos recibe la plaza central de Santiago y Zaraiche. Escuchamos en la distancia a Leonor, de la Asociación ABETO. Ella es quien nos ha invitado al evento. La conocemos, es de confianza. Pudimos acompañarla en numerosas ocasiones en los «desayunos», donde los voluntarios y voluntarias de ABETO ofrecen alimentos saludables, abrigos, y una atención personalizada a las personas sin hogar que viven bajo los puentes y en las plazas de la ciudad de Murcia. El carisma que irradia Leonor es legendario, conocido en la ciudad y en los municipios aledaños, donde ayudan a cientos de las personas con menos recursos de la Región. Pero no está sola. Le acompañan en este altruismo sin límites personas como David, Luismi, María, Susana y decenas de ellos, que asisten además con un sistema planificado de duchas, absolutamente gratuito.

Comprendemos el motivo del sonido de la música, pues han convocado un baile en la plaza central. Como en todos estos actos, se envuelve de alegría y «buen rollo» una terrible y escalofriante realidad que intentan contarnos. Quieren visibilizar a los que no tienen nada. Quieren que bailemos con las personas «sin techo», que miremos a los ojos a los refugiados de países en conflictos armados. Hoy no serán fantasmas anónimos, sombras que apenas vemos cuando disfrutamos de nuestros parques.

Hoy veremos a aquellos que han recorrido el mundo por una vida mejor. Hablaremos con Babacar, usuario y voluntario de Abeto, y sabremos que su viaje de miles de quilómetros es el que haríamos todos, pero ellos y ellas han nacido en el lugar equivocado. Sonreímos, pues vemos una muestra más de inteligencia en este acto para sensibilizarnos de una manera amable. Ahora vemos en estas voluntarias la sabiduría que imprimen las miles de hora a pie de calle. Conocen las historias más terribles, pero viven a diario de la alegría y el orgullo de promover cientos de finales felices. Gracias a la ayuda económica y de los vecinos y vecinas de Murcia que colaboran con Abeto y las asociaciones como las que se encuentran en esta feria, cientos de personas consiguen un empleo, se capacitan y consiguen salir adelante en una vivienda. «Todos necesitamos que nos echen una mano», nos dice una de las voluntarias.

Seguimos recorriendo la plaza, tomando fotografías. La temática central del evento versa sobre la salud de las personas víctimas de adicciones, especialmente de el alcohol. Sin embargo, han dado espacio a artesanos, escritoras y poetas de la Región. La cultura está presente en la plaza. Una encantadora escritora nos recibe, es Merche Alcaraz. Nos explica la temática del evento, y su participación como divulgadora cultural en redes sociales.

Nos detenemos entonces un lugar muy especial. Es el puesto informativo de La Ambulancia del Deseo. Tres cooperantes nos reciben con una cálida sonrisa. Son enfermeras, conductores de ambulancias, sanitarios o trabajadores de la rama social. Su proyecto es extraordinario: conceden el último deseo a una persona con una enfermedad terminal y sin recursos. Nos informan que hoy en día y tras años de ardua labor, poseen varias ambulancias y pueden ofrecen un servicio de traslado medicalizado, en el que participan sanitarios y voluntarios con formación. Muchos de estos casos son enfermos de Esclerosis lateral amiotrófica (ELA), o personas con cáncer en fase terminal, algunos de ellos menores. También ayudan a personas mayores sin recursos, para encontrar la felicidad de un recuerdo que permita paliar el terrible dolor de la soledad no deseada.

Atónitos por estos increíbles actos de amor, bondad y solidaridad, conocemos a las voluntarias de el Teléfono de la Esperanza. Esta organización sin ánimo de lucro, lleva 50 años ofreciendo un servicio de atención esencial para el cuidado de la salud mental. Otro trabajo sanitario fundamental, basado en la labora de voluntarias y voluntarios altruistas.

Finalizando la jornada, ya al filo de las dos de la tarde, los voluntarios y voluntarias van recogiendo sus puestos, fundiéndose en la ciudad como unos vecinos y vecinas más. Y, sin embargo, en la distancia, hoy sabemos que existen cientos, miles de personas que luchan cada día en las calles de Murcia. Apuestan por un mundo mejor, a través de la unión y la solidaridad. Habrá que escucharlos, pues saben de lo que hablan.

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