DRAGAR PORTMÁN SERÍA UNA SEGUNDA CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Artículo de Jose Matías Peñas, Licenciado en Geografía por la UMU.

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¿Sabías que bajo la Bahía de Portmán yacen más de 45 millones de toneladas de residuos tóxicos mineros? Aunque hace más de 25 años que cesaron los vertidos, la bahía sigue contaminando activamente. Así lo demuestra un estudio científico recién publicado en marzo de 2025 por un equipo internacional de investigadores. La situación no solo no ha mejorado, sino que el fondo marino sigue liberando metales pesados y metaloides como hierro, zinc, arsénico, plomo y manganeso.

Los niveles son escalofriantes. El hierro está presente en cantidades 56 veces superiores a lo natural. El zinc, 22 veces más. El arsénico, 9 veces más. Y el plomo, 5 veces por encima de los valores de fondo. Y todo esto, en las capas superficiales del sedimento marino, justo las más susceptibles de ser reactivadas con cualquier intervención humana. Es decir, la bahía no está sellada, ni estabilizada. Está viva… pero como una bomba química latente.

Ahora imaginemos que alguien decide dragar estos lodos. Imaginemos que, por interés político, urbanístico o especulativo, se remueve ese depósito submarino que ha permanecido, mal que bien, en reposo durante tres décadas. Lo que ocurriría no es difícil de prever: los metales pesados volverían a liberarse al mar, el arsénico hoy inmovilizado se reactivaría, la fauna marina sería devastada y los contaminantes alcanzarían zonas mucho más amplias. Sería como dinamitar un barril de veneno enterrado.

¿Y todo para qué? ¿Para ganar unos metros de suelo? ¿Para disfrazar de regeneración lo que en realidad sería una recontaminación masiva del ecosistema? Hay cosas con las que no se juega. Y una de ellas es el equilibrio químico de un ecosistema costero que ya ha sido suficientemente destruido.

Los científicos lo han dejado claro en su artículo publicado en Marine Pollution Bulletin: “Manipular el fondo marino sin medidas rigurosas podría desencadenar un impacto ambiental mayor que el original.” Y aún así, desde algunos sectores se sigue alimentando la idea de intervenir, sin una mínima conciencia del riesgo que eso implica.

Portmán no necesita ser reabierta. Portmán necesita ser cerrada con dignidad. Sellada. Contenida. Monitoreada. Vigilada. No necesita otro crimen ambiental disfrazado de oportunidad.

Por fin alguien en el ámbito político ha dicho basta. Basta de retóricas vacías. Basta de proyectos sin fundamento técnico. Basta de vender esperanza con una pala en la mano y una catástrofe bajo los pies.

Escuchen a la ciencia. Escuchen a quienes sabemos un poco. Antes de que el desastre tenga réplica.

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