Escrito por Manel Aparicio
Este jueves, de nuevo, hemos asistido al Pleno de un municipio vecino. Y, también de nuevo, ha ocurrido algo que ya se está convirtiendo en costumbre: hacia el final de la sesión, un pequeño grupo de vecinas y vecinos ha hecho acto de presencia. Llegan con aire de cita importante, bien arreglados, como si fueran a una reunión social más que a un acto de reivindicación política. No es una crítica a su forma de vestir, por supuesto, pero el contraste con el momento del Pleno en que llegan —sin haber hecho presión con su presencia— invita a reflexionar.
Al terminar la sesión, ya sin cámaras ni demasiada atención, se les concede la palabra para formular una pregunta al alcalde. Es un gesto democrático, sí, pero poco efectivo si nadie escucha. En esta ocasión, 16 concejal@s, el secretario, la interventora y 6 personas más. Y la pregunta, además, es casi siempre la misma: “¿Por qué no se llevan la ‘caca’ más lejos?” Refiriéndose, claro está, a un problema medioambiental que nos preocupa a todos.
Como activista que lleva ya unos años en esto, y que también ha sido parte de manifestaciones que han tenido impacto real, no puedo evitar sentir que este tipo de acción pierde fuerza por el modo en que se plantea. No lo digo con ánimo de crítica destructiva, ni para sentar cátedra. Sólo comparto una opinión basada en lo que he vivido y aprendido. Y lo hago aquí porque me fue negada la oportunidad de hacerlo en el grupo de WhatsApp donde antes intercambiábamos ideas y estrategias. Fui expulsado, y por eso me veo en la necesidad de recurrir a este medio público.
¿Y si en vez de entrar en el Pleno casi en silencio y sin más repercusión, el grupo se plantara fuera, antes de comenzar, con camisetas, pancartas, carteles y visibilidad? Media hora de protesta bien organizada junto a la entrada del ayuntamiento llegaría más lejos que una pregunta reiterada a puertas cerradas. Llegaría a los concejales, a la prensa, a la ciudadanía.
Y si aún así quieren hablar “después de”, ¿por qué no formular preguntas nuevas? No se trata sólo de la distancia de esa “caca”, sino también de su volumen, impacto ambiental, alternativas, planificación, etc. Hacer pensar, forzar respuestas nuevas, es también una forma de avanzar.
Esto no es una lección. Es un apunte de alguien que quiere lo mismo que ustedes: justicia ambiental, decisiones responsables y un ayuntamiento que escuche. Espero que estas palabras no se malinterpreten, porque las escribo desde el respeto y con voluntad de construir. No nombro a nadie. Esto va de ideas, no de personas.
Salud y fuerza siempre!!! ✊