¿Cordura en Cartagena? El busto de la vergüenza

Un concejal del PP lanza una apología de Bastarreche en un acto cultural, reivindicando a un nazi como si fuera un bien patrimonial

0
18
Google search engine

Escrito por Manel Aparicio

El pasado martes 13 de mayo de 2025, en un acto que debía haber girado exclusivamente en torno al arte y la historia de Cartagena, asistimos a una lamentable desviación del guion por parte del concejal delegado de Patrimonio Arqueológico del Ayuntamiento, Pablo Braquehais Desmonts. La ausencia de la alcaldesa no solo dejó una silla vacía, sino también una línea ética sin vigilancia. Braquehais, del Partido Popular, decidió convertir una presentación de libro en un altavoz para la nostalgia franquista —o directamente filonazi— reivindicando al almirante Francisco Bastarreche, personaje estrechamente vinculado al fascismo europeo y colaborador del nazismo.

Como si de una revelación iluminada se tratase, el concejal no dudó en lanzar su deseo de que la ciudad «recobre la cordura» y devuelva el busto de Bastarreche a su ubicación original. Sin pudor, y como quien habla del regreso de una fuente o una farola histórica. Recordemos que Bastarreche fue declarado oficial nazi por las autoridades aliadas tras la Segunda Guerra Mundial, y su papel en la represión franquista es bien conocido por cualquier ciudadano mínimamente informado. Por tanto, cuesta pensar que el concejal ignora quién fue. Más bien, parece que no le importa.

Esto no es nuevo. La Asociación de Memoria Histórica de Cartagena ya señaló hace unos meses los intentos del revisionismo de blanquear figuras como la del almirante, escudándose en obras hidráulicas o méritos técnicos. Lo que sí es nuevo —y preocupante— es que se repitan estos discursos, ahora no desde un concejal de VOX, sino desde un representante del PP, partido que se autoproclama constitucionalista y moderado. ¿Realmente hay tanta distancia ideológica entre ambos partidos cuando se trata de figuras como Bastarreche?

La cuestión va más allá de un busto. Lo que está en juego es el tipo de relato que queremos para nuestra historia común. ¿Podemos permitir que un concejal, en representación del Ayuntamiento, banalice el sufrimiento de las víctimas del fascismo y utilice un acto cultural para rendir homenaje a un criminal de guerra?

Quizás haya que darle la razón al concejal, aunque con un giro: sí, que Cartagena recupere la cordura. Pero no para restaurar bustos vergonzantes, sino para apartar del espacio público a quienes los glorifican.

Google search engine