En declaraciones recientes del coordinador de Europa Laica en la Región de Murcia, Juan Celdrán Navarro, ante laprotesta.es, ha sido contundente, poniendo en cuestión el supuesto carácter reformista del Papa Francisco y denuncia la persistente injerencia de la jerarquía católica en la política española. Bajo el título «¿El Papa Francisco, un cambio real o ficticio?», Celdrán traza una crítica severa a los doce años de pontificado del actual líder del Vaticano, y afirma que “no ha cambiado nada en España” desde que accedió al cargo.
La organización laicista comienza su posicionamiento subrayando su “máximo respeto a las creencias de las personas” y recordando que la base del laicismo es precisamente “la libertad de conciencia o de pensamiento, por la cual se puede profesar cualquier religión o ninguna”. Pero esa defensa de la libertad individual no impide que Europa Laica analice y cuestione, desde los datos y la argumentación racional, la actuación de la jerarquía eclesiástica y su connivencia con los poderes públicos.
El Vaticano y sus privilegios en España
Según Celdrán, los privilegios de la Iglesia católica en el Estado español permanecen intactos tras más de una década de pontificado de Francisco. “Los dirigentes de la Iglesia católica española siguen con sus privilegios y subvenciones, protegidos por el Acuerdo con el Vaticano de enero de 1979”, denuncia, señalando que esta relación bilateral continúa blindando privilegios económicos, simbólicos y jurídicos que contradicen los principios democráticos y de igualdad.
Uno de los ejemplos más escandalosos, a juicio de Europa Laica, es la apropiación y explotación de bienes patrimoniales como la Mezquita de Córdoba, “por la que recaudan 28 millones de euros al año en entradas por visitas”, mientras permanece inscrita a nombre de la Iglesia católica. La cifra de bienes inmatriculados por la Iglesia asciende, según recuerda Celdrán, a más de cien mil en todo el territorio del Estado.
El negocio de la fe en la declaración de la renta y la educación
Otro de los pilares del poder eclesial en España, según la denuncia de Europa Laica, es la financiación estatal a través de la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta. “Cada año se ingresan por este concepto 380 millones de euros”, explica el coordinador regional. A esto se suma el crecimiento de los conciertos educativos con centros privados de ideario católico, que contradice el principio de autofinanciación previsto en los acuerdos con el Vaticano. “Lejos de ir hacia la autofinanciación, siguen aumentando las subvenciones hasta los doce mil millones de euros, lo que representa el 1% del PIB del Estado”, señala, recalcando que ese dinero procede “de todos los ciudadanos y ciudadanas, crean o no en ninguna confesión”.
La Iglesia, la dictadura y la falta de reparación histórica
Celdrán también denuncia la ausencia de autocrítica y reparación por parte de la jerarquía católica respecto a su papel durante la Guerra Civil y la dictadura franquista. “Desde el Vaticano, un país que no es democrático y del que nadie parece reparar en ese detalle, ninguno de sus líderes, incluido Francisco, ha pedido perdón al pueblo español por la cobertura espiritual que dio entre 1936 y 1939 al bando fascista y su posterior apoyo a la dictadura”, afirma.
En este sentido, recuerda también el pasado del propio Francisco en Argentina, donde fue acusado de colaborar con la dictadura militar cuando dirigía su congregación religiosa, episodio por el que, según Celdrán, fue apartado por su propia comunidad durante años.
Una imagen pública progresista, sin cambios reales
Para Europa Laica, la gran habilidad del Papa Francisco ha sido la de actuar como “un gran relaciones públicas” que ha logrado mejorar la percepción internacional de la Iglesia católica a base de declaraciones bien acogidas por sectores progresistas. “Ha hecho muchas declaraciones en favor de los desprotegidos e incluso se ganó el desprecio de los sectores más conservadores de la Iglesia”, concede Celdrán, pero subraya que “no ha habido un cambio sustancial en la práctica, y mucho menos en España”.
Europa Laica critica la contradicción de ciertos líderes políticos progresistas que han respaldado al Papa a pesar de que “la mujer sigue sin tener representación en ningún órgano decisorio, el aborto sigue siendo considerado un crimen, la homosexualidad una enfermedad y se ofertan cursos para curarla”. Como ejemplo, cita al obispo Munilla, en Alicante, que “hace declaraciones propias de la extrema derecha”.
Una cesión del gobierno español al poder eclesial
Celdrán concluyó lamentando que incluso el actual Gobierno de España, que se autodefine como progresista, “ha cedido siempre a las pretensiones de la Iglesia”, como en el caso de la reciente negociación sobre el Valle de los Caídos. “Han reculado de su plan inicial de sacar a los monjes y desacralizar la iglesia”, afirma.
La conclusión es clara para Europa Laica: “los doce años del papado de Francisco han representado un cambio ficticio”, una ilusión de transformación que no ha tenido efectos reales ni en la política interna del Vaticano ni en las estructuras de poder y privilegios eclesiásticos en países como España.