El Ministerio del Interior ha firmado finalmente el tercer grado penitenciario para las seis sindicalistas condenadas por su participación en el conflicto laboral de la pastelería La Suiza. Una decisión que llega, no por voluntad institucional, sino por la fuerza acumulada en las calles, gracias a la movilización sostenida del movimiento obrero y popular.
La noticia fue confirmada por el colectivo de apoyo Sofitu, que ha expresado una alegría contenida ante lo que consideran un paso adelante en una lucha que aún no ha terminado. “Esta victoria no cae del cielo: la hemos arrancado desde abajo”, han declarado. “Pero no nos conformamos con migajas. Exigimos la libertad plena, la absolución y la reparación.”
Desde la CNT, sindicato al que pertenecen las represaliadas, se ha difundido un comunicado donde se informa que el tercer grado ha sido concedido al amparo del artículo 72 de la LOGP y el 102.4 del Reglamento Penitenciario, lo que les permitirá cumplir la condena en régimen abierto. A falta de conocer los detalles, todo indica que su situación personal y laboral determinará el modo en que este grado se materialice.
Las muestras de solidaridad no han cesado. En Barcelona, este jueves, centenares de personas se manifestaron para exigir justicia y denunciar lo que es, sin tapujos, una represión antisindical. El próximo sábado estaba prevista una marcha hasta el centro penitenciario de Villabona, aunque ahora podría reconvertirse en otra acción de protesta, manteniendo el mismo objetivo: la libertad inmediata y sin condiciones para las seis compañeras.
Tanto IU-Convocatoria por Asturies como Movimiento Sumar han mostrado su satisfacción por este avance, destacando el papel que han jugado en la tramitación del indulto desde los gobiernos autonómico y estatal. Pero más allá de los despachos, ha sido la movilización en las plazas, en las fábricas y en los barrios la que ha hecho tambalear la injusticia.
Una justicia de clase
Lo que ha ocurrido con las compañeras de La Suiza es una prueba más de que la justicia no es ciega, sino profundamente clasista y patriarcal. Mientras corruptos y empresarios explotadores gozan de impunidad, las trabajadoras que se organizan y luchan acaban en los tribunales y en la cárcel.
Desde el Diario La Protesta, medio al servicio de las causas populares y no del capital, lo decimos sin rodeos: no basta con el tercer grado, no basta con el indulto. La lucha debe continuar hasta conquistar un marco legal que proteja realmente el derecho de huelga, el sindicalismo combativo y la disidencia social.
Hoy celebramos, sí, pero no bajamos la guardia. Porque la libertad es preciosa, tanto que debe ser racionada con cuidado… para los capitalistas. Para la clase trabajadora, en cambio, la libertad plena es un derecho irrenunciable.
¡Ni un paso atrás! ¡Libertad total para las 6 de La Suiza!