Escrito por Félix Cervantes, activista de Convivir Sin Racismo.
El pasado 15 de junio, como viene siendo ya tradicional en las agendas de la lucha social, se conmemoró el día Internacional contra los Centros de internamientos de Extranjeros (CIE). Teniendo en cuenta que la ciudad de Murcia cuenta con una de los 7 CIEs repartidos a lo largo y ancho de todo el Estado, es una fecha que no debe pasar desapercibida para aquellas personas que queremos una ciudad más justa e inclusiva.
A día de hoy es posible que una parte de la sociedad murciana o incluso de la sociedad en general, desconozca que son estos centros y a qué lógica responde su funcionamiento, tal vez es por esto que deberíamos comenzar este artículo haciéndonos las siguientes preguntas ¿Qué es un CIE? ¿Por qué hay un CIE en mi ciudad? ¿y que puedo o, sobre todo, que podemos hacer al respecto?
Intentaremos responder a estas preguntas de forma clara y concisa. Para comenzar, un CIE es un centro donde se priva de libertad aquellas personas que se encuentran en situación administrativa irregular. Esto quiere decir que si una persona racializada es llamada a identificarse en la calle por las fuerzas del orden y no tiene documentación es
muy probable que, tras ser detenida, llevada a comisaría o a calabozo, acabe en un CIE.
Todo esto se produce sin que en el momento de ser detenida esté realizando ningún acto delictivo, o lo que es lo mismo sin motivo alguno. Lo mismo ocurre con los controles policiales a pie de calle o las redadas que en numerosos casos se realizan en zonas o barrios de la ciudad con alta densidad de población migrante. También nos encontramos con que a la hora de llevar a cabo estos “controles rutinarios”, las paradas se centran en
personas con perfil étnico, es por esto que desde diferentes colectivos antirracistas de todo el estado, venimos llamando a este tipo de actuaciones policiales “paradas racistas”, organizadas por las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y amparados en la aplicación de la Ley Mordaza, que cumple 10 años de su vigencia estos días.
Todas las situaciones aquí descritas, vulneran el artículo 13 de la Declaración Universal de Derechos Humanos (1. Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia en el territorio de un Estado. 2. Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país) De esta manera, miles de personas que
se ven obligadas a salir de su país de origen para poder sacar a su familia adelante o que directamente deben abandonar su lugar de residencia porque su vida está el peligro por guerras o conflictos armados, se ven convertidos en ciudadanos de segunda, cuyos derechos fundamentales y libertades individuales depende de si poseen una documentación que les acredite para vivir una vida digna y plena de derecho .
Tocaría el turno a la segunda pregunta, “¿por qué hay un CIE en mi ciudad?” La Ley
Orgánica 4/2000, conocida como la Ley de Extranjería, establece un amplio y complejo
entramado burocrático para que una persona procedente de un país “pueda regularizar su situación y resida de forma “legal” dentro de los límites del estado español.
La dificultad o casi total imposibilidad de conseguir un visado en los países de origen, la ausencia de rutas migratorias legales y seguras y las altas dificultades para obtener un permiso de asilo hacen que cada año miles de personas intenten acceder a territorio español a través de mortales rutas marítimas atravesando los puntos fronterizos de Ceuta, Melilla, Canarias, Baleares, Andalucía y Murcia, siendo Marruecos el punto de acceso más
cercano desde el continente africano, teniendo antes que salvar las vallas de Ceuta y Melilla, zona especialmente crítica donde numerosas entidades llevan años denunciando la vulneración sistemática de DDHH.
Los principales centros de detención de personas migrantes en el Estado español son los Centros de Internamiento de Extranjeros (CIE) y Centros de Atención Temporal de Extranjeros (CATE), su denominación pueden dar lugar a confusión de manera intencionada, distorsionando el enfoque para el que están destinados. Queremos dejar
claro que no son centros de acogida humanitaria. Las personas internas en estos centros no están detenidas pero tampoco tienen libertad deambulatoria, por lo que bajo nuestro punto de vista son centros de represión, donde se detienen a las personas contra su voluntad por el simple hecho de emigrar. Además, con el recrudecimiento de la política migratoria de la UE, pretenden potenciar la lógica de una Europa fortaleza, donde se fomente una serie de zonas oscuras en las que las personas migrantes quedan varadas en su trayecto migratorio. En el caso de la Región de Murcia, contamos con un CIE en Murcia y con el CATE en Cartagena.
El CIE de Murcia forma parte de las instalaciones de la Brigada Provincial de Extranjería de Murcia situada en la Avenida Mercamurcia S/N en Sangonera La Verde. A escasos metros, están también ubicados el Centro de Inserción Social “Guillermo Miranda”, el centro penitenciario de Murcia I y el centro de reforma juvenil Las Moreras. Como bien sabemos, la aglomeración de diferentes centro de privación de libertad no es casualidad y responde a la actual lógica punitivista de crear macro espacios penitenciarios en las periferias de los núcleos urbanos, donde se encierra y aísla a las personas con un supuesto objetivo de reinserción social que en muchos de los casos, solo sirve para perpetuar situaciones de pobreza y exclusión y agudizar la estratificación social.
El edificio que alberga el CIE de Murcia es una planta rectangular semienterrada que
dispone de una sola altura. La primera construcción data de 1985 y a pesar de haber sido objeto de numerosas reformas, la última de ellas acabada en noviembre de 2022, con un presupuesto de licitación de 874.985,71€, el edificio y las instalaciones aunque renovadas, no cuentan con el mantenimiento adecuado, percibiéndose un deterioro de lugares de uso compartido, presentando carencias en la organización de los tiempos de ocio, con nula existencia de alternativas de juego, educativas, lectura, manualidades,.. o en la imposibilidad de acceso a ropa y calzado suficiente, a la lavadora colectiva para garantizar la higiene del vestuario individual, así como escasez de alimentos diarios para una dieta variada de una persona adulta.
Actualmente el CIE de Murcia cuenta con una capacidad de 128 plazas, divididas en dos módulos y distribuidas en 22 habitáculos con hasta 6 plazas en cada uno. Es un Centro exclusivo para hombres y no dispone de módulo para mujeres como los CIE de Madrid o Barcelona. La mayor parte de los servicios que se prestan en este centro están externalizados, al igual que en el resto de CIE`s del Estado. Tanto en lo relativo a la
realización de reconocimientos médicos y asistencia sanitaria, realizado en la actualidad por IBERSYS SEGURIDAD Y SALUD, como el Servicio de elaboración y provisión de alimentación a personas internadas, adjudicada a la empresa de restauración social, catering y vending ALBIE SA. Esta externalización de servicios también puede recordarnos al lucrativo negocio que significa para las empresas privadas los centros penitenciarios,
encontrándonos de nuevo el paralelismo entre los Centro de Internamiento de Inmigrantes y las cárceles al uso.
El funcionamiento y régimen interior de los Centros de Internamiento de Extranjeros se
regula mediante RD 162/2014 de 14 de marzo. Dicho reglamento detalla los derechos y deberes de las personas extranjeras internas y en él se prevé la participación de las ONG’s en los servicios de asistencia social y en las visitas a los centros.
Desde junio de 2013 y a través de un auto de juzgado de Control del CIE de Murcia, la
asociación Convivir sin Racismo venimos realizando una serie de visitas periódicas de asistencia a las personas internas en el CIE de Murcia con el objetivo fiscalizar el
cumplimiento de los derechos de las personas internas y realizar tareas de
acompañamiento y seguimiento durante su encierro. A la vez que se realizan labores de apoyo aquellas personas que son puestas en libertad y lo solicitan.
Durante estas visitas hemos podido entrar en contacto con la realidad de muchas de las personas internas y la situación con la que se encuentran en estos centros, que como veremos a continuación, no dista mucho de las que podemos encontrar en un centro penitenciario al uso.
Son habituales y recurrentes las quejas de los internos sobre la escasez de alimentos en los servicios de manutención, así como la espaciación temporal entre un servicio y otro, contando solo con servicio de desayuno, comida y cena, y la baja elaboración y calidad de la comida que en ellos se ofrece. Esta situación se agudiza en los periodos del Ramadán, cuando el servicio no se adecua a las necesidades específicas del momento, o aquellas personas que padecen algún tipo de alergia o intolerancia.
En el interior de los CIE`s no se proporciona servicio médico y enfermería de forma continua, esto dificulta la realización de los reconocimientos médicos iniciales de forma
efectiva, así como la debida atención y seguimiento de posible tratamientos médicos, especialmente a enfermos crónicos o personas con problemas de salud mental. Según hemos venido observando en nuestras vistas y atenciones, la ausencia de un servicio de
atención sanitaria en el interior de estos centro puede producir que cuando algún interno enferma, no se tomen las medidas correctas o con la urgencia necesaria, lo que hace que algunos síntomas o afecciones se agudicen y estas personas vean empeorar su salud durante el periodo que están internos, en algunos casos, incluso de forma grave.
A pesar de ser una responsabilidad del Estado velar por la salud de las personas internas, “derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental” (artículo 12 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales). Este centro y el resto de CIEs del estado, tampoco cuentan con un servicio de atención psicológica , siendo frecuentes en estos centros situaciones de sufrimiento psicológico de los internos a causa de la privación de libertad o la escasa o casi nula presencia de estímulos con los que estas personas cuentan en su encierro.
El Centro de Investigación y Acción Comunitaria de la Universidad de Sevilla y el Servicio Jesuita a Migrantes han publicado un informe sobre la situación de la Salud Mental en los CIE, según el estudio académico, siete de cada diez personas internas manifiestan sintomatología de ansiedad y depresión en CIE, mientras que el 20% admiten haber
intentado autolesionarse. El 70% de las personas comenzaron con esta sintomatología a raíz de su internamiento en CIE, prevaleciendo por encima de la media situaciones de nerviosismo, tensión, inquietud, soledad, tristeza, atrapamiento, exceso de preocupación o
problemas para dormir.
Otra de las quejas frecuentes es la ausencia de un programa de actividades, talleres, dinámicas o rutinas en el CIE. La falta de estímulos y la monotonía hace que el ánimo y la moral de los internos vaya disminuyendo conforme van pasando los días desde su internamiento. A menudo en las comunicaciones los internos nos narran cómo su única posibilidad de entretenimiento es poder navegar en internet a través de sus smartphone
personales o el visionado de películas a través de una pantalla ubicada en la zona común de cada uno de los dos módulos. A partir de las 20h todas las personas pasan a sus celdas hasta el día siguiente, permaneciendo hasta 12 horas consecutivas en un espacio reducido y compartido, lo cual impide que los internos puedan tener intimidad.
A lo largo de todo este tiempo también hemos examinado que no se facilitan los cambios de ropa necesaria para los días que pasan internados en el CIE y las personas internas solo disponen de la ropa que llevaban el día que fueron detenidos, a no ser que en alguna de las vistas algún familiar o amigos les proporcione ropa para poder cambiarse de muda de forma frecuente. Tampoco disponen de un servicio de lavandería, lo cual dificulta que
las personas internas puedan tener una higiene integral.
Tanto en el CIE de Murcia como en el resto de CIE del estado se han recogido numerosas denuncias por trato despectivo, insultos, en ocasiones empujones, registros y cacheos arbitrarios y situaciones de violencia física por parte de las agentes del Cuerpo Nacional de Policía que es la autoridad gubernamental que gestiona el funcionamiento de estos centros. La muerte de dos internos en un corto espacio de tiempo, Samba Martine el 19 de diciembre de 2011 en el CIE de Aluche (Madrid) e Ibrahim Sissé el
6 de enero de 2012 en el de Zona Franca (Barcelona), puso hace algunos años la
problemática de los CIE sobre la mesa, desde entonces esta situaciones de violencia han seguido reproduciéndose sin que los juzgados de instrucción correspondientes y las instituciones responsables hayan tomado las medidas necesarias o en muchos casos, no
hayan investigado los hechos acontecidos. Numerosas entidades en defensa de los
derechos humanos venimos denunciando estas situaciones a las instituciones
correspondientes, tanto al juzgado de instrucción correspondiente del CIE como a la oficina del Defensor del Pueblo, sin obtener ningún resultado, quedando como única herramienta la denuncia pública frente a la impunidad de estas agresiones.
Un preocupante fenómeno que viene produciéndose los últimos años en diferentes CIE del estado, es la presencia de menores en el interior de estos, así como en los CATE.
Diferentes asociaciones antirracistas y en defensa de los derechos humanos venimos denunciando la presencia de estos menores debido a errores a la hora de realizar las pruebas de edad, situación extremadamente grave ya que la legislación actual establece que cualquier menor que no se encuentre acompañado por un adulto debe estar bajo la
tutela y la protección del Estado y no internó en un CIE vulnerando sus derechos y privándolos de libertad. Frente a esta situación la plataforma `CIEs No’ ha interpuesto numerosas denuncias en diferentes CIEs del estado , tanto al juez de control del CIE como a la oficina del Defensor del Pueblo para exigir la liberación inmediata de aquellos menores
que se han visto en esta tesitura.
Otra de las situaciones que nos encontramos en el CIE de Murcia es la ausencia de servicio de orientación jurídica (SOJE,) con el que sí que cuentan otros centros como el de Aluche (Madrid), donde varios días a la semana las personas encerradas en estos centros pueden solicitar asesoramiento jurídico, a la hora de realizar los diferentes trámites
administrativos para hacer efectivos sus derechos. La ausencia de este servicio
obstaculiza garantizar una defensa jurídica adecuada a las personas internas y
disponer de toda la información sobre los trámites legales en cada caso. Esta situación se torna especialmente complicada cuando una persona termina internada en CIE ubicado en
una comunidad diferente a donde reside habitualmente, situación que suele producirse a menudo. En muchos de estos casos, el juez que ha ordenado el internamiento (y a su vez ordenará su cese), a la vez que el letrado de oficio que le debe asistir, están muy lejos del
Centro de Internamiento, lo cual provoca que la única comunicación entre la persona interna y su abogado sea telefónica, lo cual puede dificultar la correcta asistencia jurídica. Hemos venido observando, que esta situación provoca que algunas familias, a pesar de
sus dificultades económicas, hagan un alto esfuerzo para recurrir a abogados particulares, lo cual en muchos de los casos, tampoco significa una mejora en su asistencia jurídica, al no tratarse de abogados expertos en materia de extranjería, ni manejar de forma correcta
la actual legislación que impone la Ley Extranjería.
Por último, como organización que asiste a las personas que están internas en el CIE,
desde Convivir sin Racismo tenemos en muchas ocasiones, dificultades para realizar esta tarea de acompañamiento y fiscalización. Para acceder a las visitas, requieren que enviemos un correo electrónico a la dirección del CIE con el listado de personas que queremos entrevistarnos con 24 horas de anterioridad. De esta manera, solo podemos atender a las personas que previamente nos llaman a un teléfono que tenemos anunciado en una cartelera dentro del centro, o a través de que algún familiar o persona cercana al interno contacte con nosotros, o través del aviso de algunas de los colectivos que trabajamos en red en la campaña estatal CIE NO. Las autoridades pertinentes no nos facilitan listado de personas que en ese momento se encuentren internas en el CIE, lo cual dificulta la búsqueda de personas migrantes que han desaparecido y cuyos familiares o amigos las andan buscando, ya sea de forma individual o a través de asociaciones como hemos mencionado anteriormente. La negación a proporcionar el listado de personas internas o no dar información sobre si una persona ha estado interna
en un CIE, lleva a muchas familias a situaciones de especial amargura o desesperación al no hallar el paradero de la persona desaparecida.
Una vez elaborada la radiografía del CIE de Murcia y desgranadas las consecuencias que esta maquinaria de privación de libertad infringe sobre un elevado porcentaje de la población, llega el turno de la última pregunta, que tal vez sea la más compleja de resolver ¿y que puedo o, sobre todo, que podemos hacer al respecto?
A pesar de que a priori podamos pensar que no contamos con muchas herramientas para hacer frente a la problemática de los CIE’s quizá podríamos empezar por dar un primer
paso y no cerrar los ojos ante esta injusticia. Visibilizar la realidad de miles de personas que se encuentran en situación administrativa irregular, volver a situar en el centro de los debates públicos y privados la cuestión de la regularización como una obligación directa de cualquier estado de derecho, garantizar la libre circulación de cualquier persona, poniendo por encima de todo, los derechos y libertades fundamentales de todas las seres humanos, independientemente de su lugar de procedencia.
La siguiente vía es cuestionar la ley de extranjería como una línea divisoria que deja fuera a la mitad de nuestros vecinas y vecinos, que priva de derechos y libertades
fundamentales a un amplio sector importante, con lo que podríamos llamar la trinidad del racismo institucional: fronteras, redadas y Centro de Internamiento y privación de libertad, como una forma “ejemplarizante” de correccionar , adoctrinar y amedrentar a la
población que se encuentra en situación de vulnerabilidad, tanto material, como
administrativa.
Otra herramienta es también denunciar las situaciones de vulneración de derechos tanto a nivel institucional como a nivel social. Tristemente los discursos de odio están calando en una parte importante de la sociedad, amparándose en una tergiversación constante de la
realidad que perpetúa y justifica la vulneración de derechos fundamentales. Denunciar en Redes Sociales las paradas racistas que cotidianamente vemos en las calles, las frecuentes redadas en barrios donde residen muchas personas trabajadoras de origen migrante o descendientes de personas que tuvieron que practicar la diáspora para poder
salir adelante. A fin de cuentas practicar la empatía y la solidaridad como una llave para la convivencia y la participación social real y transformadora.
Es por todos estos motivos que varias decenas de personas nos venimos reuniendo (y seguiremos) cada año en la puerta del CIE para mostrar nuestro rechazo a esta institución, solicitando el cierre de los CIE y los CATE, el fin de las deportaciones y las devoluciones
en frontera y por último la derogación de la Ley de extranjería. Porque otra sociedad es
posible, pero no si nuestrxs compañeros, compañeras y compañeres migrantes.Por una sociedad sin racismo donde todos seamos iguales con los mismos derechos y libertades.